(Libertad Digital) Fernando Alonso está cada vez más cerca de conseguir su primer campeonato del mundo de Fórmula Uno. Si suma cuatro puntos más que Raikkonen en el próximo Gran Premio, que se disputa en Bélgica, el título sería español por vez primera en la historia. Su segundo puesto en Monza, por detrás de Montoya pero dos puestos por delante de Raikkonen, le deja con 103 puntos, 27 más que el finlandés.
Así las cosas, Alonso podría proclamarse campeón la próxima semana en el Gran Premio de Bélgica si gana la carrera y su rival queda del tercer puesto para abajo; si es segundo y Raikonnen no pasa del quinto; si es tercero y el finlandés no pasa del séptimo; si es cuarto y el piloto de McLaren octavo; o si termina quinto y el escandinavo no puntúa.
La carrera de Fernando Alonso en Monza ha sido muy inteligente. No se complicó la vida en momento alguno porque a las ansias de victoria en la carrera se antepusieron las del título. En la salida no disputó la primera posición a Montoya. Cuando salió de su primera parada para repostar, justo por delante de Raikkonen, no se enzarzó con su rival en una batalla que tenía perdida y le dejó pasar sin mucha oposición. Al final, cuando Montoya comenzó a tener problemas con el neumático trasero izquierdo, tampoco apretó a fondo porque no quería castigar el motor para la próxima carrera, en el trazado belga de Spa-Francorchamps. El asturiano llegaba a Monza a perder la menor cantidad posible de puntos. Y ha salido con tres más. Conseguir el título es ya cuestión de tiempo y si no es la semana próxima en Bélgica, lo será dentro de tres en Brasil.
Montoya dominó la carrera de la primera a la última vuelta. El colombiano mantuvo una ventaja sobre Alonso que no superó los once segundos y su única inquietud la causó el neumático trasero izquierdo, que se deterioró en las últimas vueltas. En esas circunstancias el colombiano administró su ventaja como pudo, bajó drásticamente el ritmo, se arriesgó a sufrir un accidente al no parar y al final logró la sexta victoria de su carrera y la segunda de la temporada en el circuito donde subió a lo más alto del podio por primera vez en 2001.
A Kimi Raikkonen le ha ocurrido de todo y nada bueno. Logró salir indemne en medio del pelotón tras el paso por las dos primeras variantes, y no pudo comenzar a remontar desde la undécima posición de la salida hasta que los coches que le predecían comenzaron a parar para repostar por primera vez. En la vuelta 22 de las 53 de que constó el gran premio, y tras adelantar a Alonso, se situó en la segunda posición. Su táctica, temible para todos, de una parada, se vio arruinada cuatro vueltas después de hacerla cuando el neumático trasero izquierdo comenzó a deshilacharse, lo que le obligó a parar para cambiarlo. Después de haber remontado desde el undécimo al segundo puesto, había caído ahora al duodécimo, a falta de 23 vueltas.
Luego Raikkonen superó a los Sauber del canadiense Jacques Villeneuve y del brasileño Felipe Massa, algo que no había podido hacer al principio de la carrera. Y en remontada, a nueve vueltas del final, dio un trompo en la segunda variante, quedó con las ruedas traseras en la arena, pero pudo sacar el coche y continuar su progresión hasta la cuarta plaza, tras el compañero de Alonso, el italiano Giancarlo Fisichella, que lo dejaba fuera del podio.
La actuación de los Ferrari en su Gran Premio ha sido patética, después de haber arrasado el pasado año, en el que Rubens Barrichello se detuvo a cambiar sus ruedas, de agua por seco, en la tercera vuelta. Se quedó último a medio minuto de los líderes y ganó fácilmente la carrera por delante de Michael Schumacher, que este año ni siquiera han entrado en los puntos. Michael Schumacher, siete veces campeón del mundo, al volante de un coche no tan competitivo como el de pasadas temporadas, ha termino décimo a punto de ser doblado, y Barrichello duodécimo, a una vuelta de Montoya.
La carrera de Fernando Alonso en Monza ha sido muy inteligente. No se complicó la vida en momento alguno porque a las ansias de victoria en la carrera se antepusieron las del título. En la salida no disputó la primera posición a Montoya. Cuando salió de su primera parada para repostar, justo por delante de Raikkonen, no se enzarzó con su rival en una batalla que tenía perdida y le dejó pasar sin mucha oposición. Al final, cuando Montoya comenzó a tener problemas con el neumático trasero izquierdo, tampoco apretó a fondo porque no quería castigar el motor para la próxima carrera, en el trazado belga de Spa-Francorchamps. El asturiano llegaba a Monza a perder la menor cantidad posible de puntos. Y ha salido con tres más. Conseguir el título es ya cuestión de tiempo y si no es la semana próxima en Bélgica, lo será dentro de tres en Brasil.
Montoya dominó la carrera de la primera a la última vuelta. El colombiano mantuvo una ventaja sobre Alonso que no superó los once segundos y su única inquietud la causó el neumático trasero izquierdo, que se deterioró en las últimas vueltas. En esas circunstancias el colombiano administró su ventaja como pudo, bajó drásticamente el ritmo, se arriesgó a sufrir un accidente al no parar y al final logró la sexta victoria de su carrera y la segunda de la temporada en el circuito donde subió a lo más alto del podio por primera vez en 2001.
A Kimi Raikkonen le ha ocurrido de todo y nada bueno. Logró salir indemne en medio del pelotón tras el paso por las dos primeras variantes, y no pudo comenzar a remontar desde la undécima posición de la salida hasta que los coches que le predecían comenzaron a parar para repostar por primera vez. En la vuelta 22 de las 53 de que constó el gran premio, y tras adelantar a Alonso, se situó en la segunda posición. Su táctica, temible para todos, de una parada, se vio arruinada cuatro vueltas después de hacerla cuando el neumático trasero izquierdo comenzó a deshilacharse, lo que le obligó a parar para cambiarlo. Después de haber remontado desde el undécimo al segundo puesto, había caído ahora al duodécimo, a falta de 23 vueltas.
Luego Raikkonen superó a los Sauber del canadiense Jacques Villeneuve y del brasileño Felipe Massa, algo que no había podido hacer al principio de la carrera. Y en remontada, a nueve vueltas del final, dio un trompo en la segunda variante, quedó con las ruedas traseras en la arena, pero pudo sacar el coche y continuar su progresión hasta la cuarta plaza, tras el compañero de Alonso, el italiano Giancarlo Fisichella, que lo dejaba fuera del podio.
La actuación de los Ferrari en su Gran Premio ha sido patética, después de haber arrasado el pasado año, en el que Rubens Barrichello se detuvo a cambiar sus ruedas, de agua por seco, en la tercera vuelta. Se quedó último a medio minuto de los líderes y ganó fácilmente la carrera por delante de Michael Schumacher, que este año ni siquiera han entrado en los puntos. Michael Schumacher, siete veces campeón del mundo, al volante de un coche no tan competitivo como el de pasadas temporadas, ha termino décimo a punto de ser doblado, y Barrichello duodécimo, a una vuelta de Montoya.