L D (EFE) En la tercera sesión del juicio que se sigue contra el anestesista en la Sección Segunda de la Audiencia de Valencia, la acusación pública le preguntó si conocía la existencia de este informe genético "que explica que todos los afectados tienen el mismo virus" que él. Maeso admitió saber que existía ese estudio, si bien apuntó que "no" comparte sus conclusiones y aseguró que lo que él pueda decir sobre el mismo "no tiene ninguna validez", ya que "se han encargado de extender un velo con el tema de la drogadicción" para restar credibilidad a sus argumentos.
El procesado reiteró además que no ha sido el causante del contagio masivo de la hepatitis C y aseguró que el contacto sanguíneo "no es la única vía" de transmisión. Según indicó, esta enfermedad se puede contagiar por la saliva, el cerumen del oído y "hasta por el aire del respirador del quirófano", circunstancia esta última sobre la que "se han reportado decenas de casos". El acusado dijo que ignora si le ha contagiado "el sarampión o la hepatitis" a alguien, pero aseguró con rotundidad que si lo ha hecho no ha sido a través "de la forma de contagio" que le achaca el Ministerio Fiscal, que sostiene que se inyectaba parte de la anestesia del paciente antes de sedarlo con la misma aguja.
Interrogado nuevamente por la intensidad laboral que mantuvo durante años al compaginar actividad en el hospital de La Fe y la Casa de la Salud -donde admite que se trata mejor a los pacientes porque también son clientes-, Maeso afirmó que es capaz de trabajar 144 horas seguidas "con café y sin café", y aseguró al tribunal que lo podía demostrar "cuando quiera".
Preguntado además por la queja que un grupo de enfermeras del hospital de La Fe presentó supuestamente por un consumo excesivo de "dolantina" (fármaco anestésico que según diferentes estudios puede provocar adicción) durante los turnos del acusado, y porque los enfermos se despertaban antes de tiempo, éste aseguró que no lo recuerda. Asimismo negó haber dado la orden de que las enfermeras incluyeran en el historial médico de los pacientes un consumo de este medicamento, aunque no se le hubiera administrado.
Por otra parte, aseguró que los anestesistas "prácticamente no utilizan guantes" en el quirófano, salvo que se trate de pacientes con enfermedades graves de transmisión sanguínea, si bien admitió que "no tomaba precauciones que ahora sí tomaría". No obstante, subrayó que no ha sufrido ningún "pinchazo de riesgo" durante su carrera, tal y como se denomina a los accidentes sufridos con agujas de enfermos con graves enfermedades, según explicó.
La letrada de la acusación particular que intervino hoy, que representa a 38 afectados, se interesó por la marcha de Maeso del Hospital Militar y le preguntó si había negociado su salida a cambio del archivo de un expediente abierto por un incidente con la "dolantina", extremo que negó el acusado. El acusado destacó además que desconfía de la "fiabilidad" de las declaraciones que prestaron sus antiguos compañeros de trabajo durante la fase de instrucción judicial, ya que, en su opinión, podrían haberlas realizado "persuadidos o inducidos" por "personas", si bien no pudo precisar quiénes pese a la insistencia del abogado de la acusación particular Manuel Mata.
El procesado reiteró además que no ha sido el causante del contagio masivo de la hepatitis C y aseguró que el contacto sanguíneo "no es la única vía" de transmisión. Según indicó, esta enfermedad se puede contagiar por la saliva, el cerumen del oído y "hasta por el aire del respirador del quirófano", circunstancia esta última sobre la que "se han reportado decenas de casos". El acusado dijo que ignora si le ha contagiado "el sarampión o la hepatitis" a alguien, pero aseguró con rotundidad que si lo ha hecho no ha sido a través "de la forma de contagio" que le achaca el Ministerio Fiscal, que sostiene que se inyectaba parte de la anestesia del paciente antes de sedarlo con la misma aguja.
Interrogado nuevamente por la intensidad laboral que mantuvo durante años al compaginar actividad en el hospital de La Fe y la Casa de la Salud -donde admite que se trata mejor a los pacientes porque también son clientes-, Maeso afirmó que es capaz de trabajar 144 horas seguidas "con café y sin café", y aseguró al tribunal que lo podía demostrar "cuando quiera".
Preguntado además por la queja que un grupo de enfermeras del hospital de La Fe presentó supuestamente por un consumo excesivo de "dolantina" (fármaco anestésico que según diferentes estudios puede provocar adicción) durante los turnos del acusado, y porque los enfermos se despertaban antes de tiempo, éste aseguró que no lo recuerda. Asimismo negó haber dado la orden de que las enfermeras incluyeran en el historial médico de los pacientes un consumo de este medicamento, aunque no se le hubiera administrado.
Por otra parte, aseguró que los anestesistas "prácticamente no utilizan guantes" en el quirófano, salvo que se trate de pacientes con enfermedades graves de transmisión sanguínea, si bien admitió que "no tomaba precauciones que ahora sí tomaría". No obstante, subrayó que no ha sufrido ningún "pinchazo de riesgo" durante su carrera, tal y como se denomina a los accidentes sufridos con agujas de enfermos con graves enfermedades, según explicó.
La letrada de la acusación particular que intervino hoy, que representa a 38 afectados, se interesó por la marcha de Maeso del Hospital Militar y le preguntó si había negociado su salida a cambio del archivo de un expediente abierto por un incidente con la "dolantina", extremo que negó el acusado. El acusado destacó además que desconfía de la "fiabilidad" de las declaraciones que prestaron sus antiguos compañeros de trabajo durante la fase de instrucción judicial, ya que, en su opinión, podrían haberlas realizado "persuadidos o inducidos" por "personas", si bien no pudo precisar quiénes pese a la insistencia del abogado de la acusación particular Manuel Mata.