L D (EFE) Carrillo, que participó en la charla organizada por la Subdelegación del Gobierno en Alicante y la Guardia Civil bajo el título "Sociedades víctimas del terrorismo. Por la libertad y las víctimas", aludió justo antes de estas declaraciones a una conversación que mantuvo recientemente con el ex director general del Instituto Armado Santiago López Valdivielso.
A su juicio, la banda terrorista no cuenta actualmente en sus filas "ni con una decena de activistas" y carece tanto de financiación como de "alma política, aunque hay que recordar que es el único grupo terrorista de Europa en activo en estos momentos". "Estamos ante el final de ETA. Su entramado de captación es mínimo, se han cerrado sus periódicos y se han recortado sus fuentes de financiación, por lo que no le queda más remedio que rendirse", afirmó, si bien precisó que el proceso para que la banda "dé este paso adelante es difícil" porque ha expulsado a dirigentes históricos que apuestan por el abandono de las armas.
Un sociólogo de la Universidad de Alicante (UA), Jorge Hurtado, compartió con Carrillo la idea de que ETA "está muerta e infiltrada totalmente", aunque se mostró más pesimista sobre la composición de su estructura y dijo que "probablemente sean más de diez activistas" los que integran sus filas. Además, este profesor advirtió de que un grupo "siempre puede prolongar la lucha armada porque es muy fácil matar, es muy sencillo".
Ambos expertos coincidieron no obstante en sus críticas hacia la utilización política del fenómeno terrorista y de sus víctimas, cuyo olvido lamentaron. "Es sumamente grave la división que hay ahora mismo. Los partidos deben dejar de usar esta coyuntura y todos debemos ser generosos con todos", señaló Carrillo.
El sociólogo de la UA secundó estos argumentos y declaró que ha asistido preocupado a una "utilización política obscena y estúpidamente peligrosa" del terrorismo. Por su parte, José Antonio Marco, un guardia civil que resultó herido en el atentado de la Plaza de la República Dominicana de Madrid, ocurrido en 1986 y en el que murieron doce agentes, narró su trágica experiencia y reclamó a los gobiernos y a la sociedad que no olvide a las víctimas. "Me gustaría que no se nos olvide porque mis compañeros han muerto por algo. A veces a los gobiernos se les olvida. Pido que no se nos olvide, por lo menos a los fallecidos", manifestó en una intervención que recibió un aplauso generalizado de los asistentes.
El presidente de la AUGC añadió que es precisamente el olvido el "problema de las víctimas, su segundo asesinato", por lo que reclamó que éstas no sean "utilizadas política y socialmente" y que la política antiterrorista "sea una cuestión de Estado, no partidista".
A su juicio, la banda terrorista no cuenta actualmente en sus filas "ni con una decena de activistas" y carece tanto de financiación como de "alma política, aunque hay que recordar que es el único grupo terrorista de Europa en activo en estos momentos". "Estamos ante el final de ETA. Su entramado de captación es mínimo, se han cerrado sus periódicos y se han recortado sus fuentes de financiación, por lo que no le queda más remedio que rendirse", afirmó, si bien precisó que el proceso para que la banda "dé este paso adelante es difícil" porque ha expulsado a dirigentes históricos que apuestan por el abandono de las armas.
Un sociólogo de la Universidad de Alicante (UA), Jorge Hurtado, compartió con Carrillo la idea de que ETA "está muerta e infiltrada totalmente", aunque se mostró más pesimista sobre la composición de su estructura y dijo que "probablemente sean más de diez activistas" los que integran sus filas. Además, este profesor advirtió de que un grupo "siempre puede prolongar la lucha armada porque es muy fácil matar, es muy sencillo".
Ambos expertos coincidieron no obstante en sus críticas hacia la utilización política del fenómeno terrorista y de sus víctimas, cuyo olvido lamentaron. "Es sumamente grave la división que hay ahora mismo. Los partidos deben dejar de usar esta coyuntura y todos debemos ser generosos con todos", señaló Carrillo.
El sociólogo de la UA secundó estos argumentos y declaró que ha asistido preocupado a una "utilización política obscena y estúpidamente peligrosa" del terrorismo. Por su parte, José Antonio Marco, un guardia civil que resultó herido en el atentado de la Plaza de la República Dominicana de Madrid, ocurrido en 1986 y en el que murieron doce agentes, narró su trágica experiencia y reclamó a los gobiernos y a la sociedad que no olvide a las víctimas. "Me gustaría que no se nos olvide porque mis compañeros han muerto por algo. A veces a los gobiernos se les olvida. Pido que no se nos olvide, por lo menos a los fallecidos", manifestó en una intervención que recibió un aplauso generalizado de los asistentes.
El presidente de la AUGC añadió que es precisamente el olvido el "problema de las víctimas, su segundo asesinato", por lo que reclamó que éstas no sean "utilizadas política y socialmente" y que la política antiterrorista "sea una cuestión de Estado, no partidista".