L D (EFE) Según el diario Yediot Aharonot, la profunda decepción israelí de la gestión de Mazen ha sido comunicada a la Casa Blanca en decenas de conversaciones telefónicas estos últimos días entre los asesores del primer ministro Ariel Sharon y los de Bush, en un intento de influir en la agenda de la cumbre.
Para Israel, dice el diario, Mazen no ha cumplido con su obligación de poner fin al terrorismo, desarmar a las milicias e imponer orden en los territorios desde que evacuó en la franja de Gaza el pasado 12 de septiembre. Mazen llegó este miércoles a Washington para una entrevista con la que busca el relanzamiento de las negociaciones de paz y la aplicación de la Hoja de ruta, demanda a la que Israel se opone categóricamente mientras no cesen los ataques de los terroristas.
Israel ha aclarado a Washington que no hará más concesiones ni negociará en tanto el líder palestino no demuestre su capacidad para gobernar y hacer cumplir la ley, una demanda que espera que Bush le transmita. Otra demanda israelí es la de que el grupo terrorista Hamas no participe en las elecciones legislativas de enero, postura que Washington respalda pero que no exigirá a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), dado que representaría una intromisión en los asuntos internos palestinos y con ello podría debilitar al partido oficialista Al Fatah. Washington sí pedirá al parecer que cualquier candidato que se concurra se desvincule de la violencia como medio político y que no represente a facciones armadas.
Las presiones de Israel son consideradas por la ANP como un intento de "sabotear las buenas relaciones entre EEUU y los palestinos", según dijo el ministro de Asuntos Exteriores palestino, Naser Al Qidua. Y es que la agenda que Mazen lleva a la Casa Blanca se centra en los aspectos humanitarios para aliviar las condiciones de vida de la población palestina, en la ayuda económica para el desarrollo de Gaza, y en cuestiones políticas espinosas para Israel como la expansión de asentamientos o el muro de separación.