L D (Agencias) Después de perder el Gobierno gallego, Manuel Fraga confesó que atraviesa un momento de "crisis" en su vida, no por haber perdido la mayoría absoluta en las elecciones gallegas del pasado mes de junio, sino, simplemente, por su edad, informa Efe.
El líder del PP gallego comentó que "siempre pensé que cuando una elección no salía muy bien, ya la mejoraría. Pero ahora no hay esa posibilidad, salvo un milagro, y los milagros los hace Dios cuando es estrictamente necesario". Agregó que, pasada esta legislatura, no será "candidato a nada".
Fraga lamentó que haya "quien tiene una idea distinta de su papel", en alusión al ex ministro José Manuel Romay Beccaría, o las declaraciones del presidente del partido en La Coruña, Juan Juncal, en apoyo de la candidatura de Alberto Núñez Feijóo, o del titular de la Diputación de Lugo, Francisco Cacharro, en defensa de Xosé Manuel Barreiro.
Sobre la eventual candidatura de Xosé Cuiña, quien fue su delfín hasta el hundimiento del "Prestige" en 2002, recordó que quien habló de dejar el partido si no ganaba en el congreso extraordinario de enero ha quedado, por sus propias palabras, fuera del proceso. "Si alguien tiene ese gesto y se le ha atribuido de varias maneras a uno de los candidatos -apuntó sobre Cuiña sin decir su nombre-, evidentemente, se autoexcluye".
Para evitar dudas, aclaró que no lo decía por el otro aspirante a ocupar su cargo, el ex consejero Enrique López Veiga, quien se comprometió a dimitir de sus cargos en el partido si el PP no salía victorioso de las municipales. "Eso es otra cosa", explicó. "Yo votaré a alguien, pero sólo Dios y yo lo sabemos. Invito a los demás a hacer lo mismo, que dejen que las bases se manifiesten", aseveró, y defendió el respeto "al cien por cien" que la Dirección Nacional del PP ha mostrado con respecto al cónclave sucesorio.
El líder del PP gallego comentó que "siempre pensé que cuando una elección no salía muy bien, ya la mejoraría. Pero ahora no hay esa posibilidad, salvo un milagro, y los milagros los hace Dios cuando es estrictamente necesario". Agregó que, pasada esta legislatura, no será "candidato a nada".
Fraga lamentó que haya "quien tiene una idea distinta de su papel", en alusión al ex ministro José Manuel Romay Beccaría, o las declaraciones del presidente del partido en La Coruña, Juan Juncal, en apoyo de la candidatura de Alberto Núñez Feijóo, o del titular de la Diputación de Lugo, Francisco Cacharro, en defensa de Xosé Manuel Barreiro.
Sobre la eventual candidatura de Xosé Cuiña, quien fue su delfín hasta el hundimiento del "Prestige" en 2002, recordó que quien habló de dejar el partido si no ganaba en el congreso extraordinario de enero ha quedado, por sus propias palabras, fuera del proceso. "Si alguien tiene ese gesto y se le ha atribuido de varias maneras a uno de los candidatos -apuntó sobre Cuiña sin decir su nombre-, evidentemente, se autoexcluye".
Para evitar dudas, aclaró que no lo decía por el otro aspirante a ocupar su cargo, el ex consejero Enrique López Veiga, quien se comprometió a dimitir de sus cargos en el partido si el PP no salía victorioso de las municipales. "Eso es otra cosa", explicó. "Yo votaré a alguien, pero sólo Dios y yo lo sabemos. Invito a los demás a hacer lo mismo, que dejen que las bases se manifiesten", aseveró, y defendió el respeto "al cien por cien" que la Dirección Nacional del PP ha mostrado con respecto al cónclave sucesorio.
Fraga no se atrevió a sostener que "no haya ninguna posibilidad" de escisión en las filas populares, porque esa es "una afirmación muy seria que sólo puede hacer alguien que esté cerca del tribunal de la Providencia" y recalcó: "El PP es un partido consolidado y de los más serios que hay en el país, y tengo la impresión de que no va a llegar a ese trance, pero, si pasara por él, ahí nos volcaríamos todos para arreglarlo y aislar cuanto antes el foco contaminante".
El ex presidente subrayó que los populares hacen el congreso "con el compromiso mutuo de respetar al que salga" y recordó que él es "el primero que se ha ofrecido a hacerlo". La cuestión, a su juicio, no es que su fuerte liderazgo dificulte el relevo, sino que "ha llegado el momento de dar paso", como ya hizo en otros momentos de su carrera política.
A su sucesor, sea quién sea, le recomendó que haga "todo lo posible para mantener unido el partido" y "no ser más de una porción que de otra" porque "la unidad es lo que desea todo el mundo". El político popular manifestó que "cuando hay una votación, lo importante es que al día siguiente todos sean del elegido". Fraga se ofreció para darle alguna recomendación, si se lo pide, si bien dijo que "no es muy frecuente pedir consejos últimamente".