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ESQUÍ ALPINO

Herminator se impone en el gigante de Soelden y supera el récord histórico de Alberto Tomba

El austriaco Hermann Maier, cuádruple ganador de la Copa del Mundo, se ha convertido en el primer líder de la temporada de esquí alpino al ganar el gigante de Soelden (Austria), en el que ha batido al estadounidense Bode Miller y ha deshecho a su favor el empate con el italiano Alberto Tomba en el segundo puesto histórico de triunfos.

El austriaco Hermann Maier, cuádruple ganador de la Copa del Mundo, se ha convertido en el primer líder de la temporada de esquí alpino al ganar el gigante de Soelden (Austria), en el que ha batido al estadounidense Bode Miller y ha deshecho a su favor el empate con el italiano Alberto Tomba en el segundo puesto histórico de triunfos.
L D (EFE) Maier ha vuelto a ser Herminator ante su público y ha logrado un emotivo tercer triunfo en Soelden, donde había ganado por última vez hace cinco años, antes de sufrir el grave accidente de motocicleta -en agosto de 2001- que estuvo a punto de costarle la amputación de la pierna derecha y que le tuvo alejado de las pistas durante casi dos años. Ha obtenido una victoria mágica, la primera que consigue en esta disciplina en Copa del Mundo desde que protagonizó una milagrosa recuperación plasmada en un impresionante documental cinematográfico.

Desde que regresó a la competición, el astro de Flachau ya había asombrado al mundo al haber vuelto a ganar en supergigante y descenso, lo que le sirvió para anotarse por cuarta vez la general de esta competición, hace dos temporadas. Sin embargo, las secuelas del grave accidente hicieron afirmar a más de un experto que jamás iba a recuperar en la extremidad dañada la movilidad necesaria para volver a subir a lo más alto del podio en una prueba técnica. Maier les contradijo hace poco más de medio año al ganar en los Mundiales de Bormio (Italia) el título de gigante, su tercer oro intercontinental, después de los de descenso y súper que se anotó en 1999 en Vail (EEUU).

Pero al genio inconformista le faltaba una victoria en un gigante de la Copa del Mundo. Y en Soelden, Maier condimentó aún más su leyenda, al lograr ese ansiado triunfo con el tobillo izquierdo infiltrado antes de la prueba. La Federación Austriaca (OESV) y él mismo habían silenciado durante más de un mes el espectacular accidente que sufrió en agosto mientras entrenaba la disciplina de supergigante en Nueva Zelanda. Maier perdió el control de sus esquís y voló de forma similar a la que se produjo cuando se saltó la doble valla de protección en el descenso olímpico de Nagano (Japón), en la pista de Hakuba. Y por fortuna, y gracias a su condición de superdotado, los daños fueron, una vez más, infinitamente menores de lo que pudieran haber sido. El incidente, que sólo hace dos semanas se hizo público, se mantuvo en secreto porque el salzburgués no quería que sonase a excusa.

En cualquiera de los casos, ni él mismo pensaba que esta victoria iba a llegar en la inauguración de Soelden. Por eso, al comprobar que Miller no había rebajado su tiempo, el Maier "extraterrestre" se convirtió en terrenal y no pudo evitar llorar de alegría tras saltar como un poseso y tirarse al suelo, poseído por la emoción. Miller también aspiraba al honorífico y extraoficial título de rey de Soelden, al haber ganado los dos años anteriores en el glaciar tirolés, que, por novena vez desde 1993, alberga la inauguración de una edición de la Copa del Mundo de esquí alpino. Su entrada en el Tirol vino precedida por sus polémicas declaraciones en favor del uso de la EPO y marcada por el grave accidente de moto que había sufrido su hermano Chalone, salido del coma hace tan sólo unos días.

El crack de New Hampshire había declarado que la mejor manera de olvidarse de su grave situación familiar era "esquiando". Y lo demostró de nuevo con una impecable primera manga, en la que superó en 40 centésimas al austriaco Benjamin Raich -otro que luchará por ganar la gran Bola de Cristal- y en 46 al especialista italiano Massimiliano Blardone, segundo el año pasado. Pero la mayor alegría que se llevó Bode fue la de la notable mejoría de Chalone, como anunció en rueda de prensa: en pistas se tuvo que conformar con el segundo puesto final.

Maier había sido quinto, a una centésima del sueco Fredrik Nyberg -el más veterano del circuito (36)- y con una centésima de ventaja sobre su compatriota Rainer Schoenfelder, que se subió al mismo tren que Herminator y ascendió del sexto al tercer puesto. El noruego Lasse Kjus y el estadounidense Daron Rahlves se habían salido en la parte alta de la pista en la primera manga, en la que ya sorprendió otro esquiador del US Team, Ted Ligety, que salió con el dorsal 64 y se clasificó para la segunda manga, en la que fue el mejor y logró una impresionante octava plaza final. Ligety, que llegó a Soelden sin patrocinador, lució, en el espacio reservado en su casco para tal fin el lema "Mamá y Papá" ("Mom & Dad"), que, es de suponer, han sufragado gran parte de su carrera. A partir de ahora, no le faltarán ofertas: el estadounidense también fue estrella invitada en la gran fiesta de Herminator.

Uno de los mejores deportistas de todos los tiempos, Maier ya lleva 51 victorias -una más que Tomba- en Copa del Mundo: 14 descensos, otros tantos gigantes, 22 supergigantes y una combinada. Está muy lejos del estratosférico récord del mítico Ingemar Stenmark, ganador de 86 pruebas -46 en gigante y 40 en eslalon- para Suecia. Esa plusmarca parece totalmente fuera del alcance, aunque es mejor no apostar contra Maier.

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