(Libertad Digital) El magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, dijo anoche en La Gomera que tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 "la justicia y el derecho han pasado a un sexto plano, incluso resulta inexistente", antes de aludir a la situación de los presos de Guantánamo y a la intervención bélica en Irak.
Baltasar Garzón, que viajó desde México hasta La Gomera, afirmó que la reacción más lógica ante estos acontecimientos consistiría en la "firmeza desde el Estado de Derecho, desde el respeto más escrupuloso a las normas". En su opinión, en la actualidad "parece como si se consagraran bolsas de impunidad de espacios de derecho, donde se puede hacer lo que sea desde el poder y no va a haber ninguna respuesta de la justicia, porque se impide". El magistrado no se refería a las fosas comunes con cientos de miles de iraquíes asesinados por Sadam, sino a los presos de Guantánamo y a la guerra de Irak.
El juez lamentó que en la actualidad no haya problemas para aceptar que se secuestren a personas acusándolas de terroristas o que se produzcan asesinatos selectivos, e ironizó sobre la promesa de que los dos ciudadanos ingleses presos en Guantánamo no serán juzgados por un tribunal militar al comentar que "pensaba que el derecho a un juicio justo, con posibilidad de defensa y con posibilidad de contradicción ya estaba reconocido desde la Declaración Universal de 1948".
Baltasar Garzón señaló que "determinados países están bordeando de forma muy peligrosa el estado de derecho y la legalidad internacional" y protestó por que la Corte Penal Internacional "no es aceptada ni asumida por países que se presentan como sus valedores". Nuevamente, hay que explicar que el juez estrella no se refería a Cuba o China. Su objetivo era de nuevo EEUU. En declaraciones a los medios de comunicación presentes en el acto, el magistrado dijo que "habría que hablar de oposición frontal" de Estados Unidos a la Corte Penal Internacional.
Curiosamente, Baltasar Garzón Real recibió en noche del sábado la noticia de que el Cabildo Insular de La Gomera se ha adherido a la candidatura al Premio Nobel de La Paz por ser la "esperanza de millones de personas que creen en otro orden institucional basado en la verdad, la libertad y la justicia", según palabras del presidente insular, Casimiro Curbelo.
Baltasar Garzón, que viajó desde México hasta La Gomera, afirmó que la reacción más lógica ante estos acontecimientos consistiría en la "firmeza desde el Estado de Derecho, desde el respeto más escrupuloso a las normas". En su opinión, en la actualidad "parece como si se consagraran bolsas de impunidad de espacios de derecho, donde se puede hacer lo que sea desde el poder y no va a haber ninguna respuesta de la justicia, porque se impide". El magistrado no se refería a las fosas comunes con cientos de miles de iraquíes asesinados por Sadam, sino a los presos de Guantánamo y a la guerra de Irak.
El juez lamentó que en la actualidad no haya problemas para aceptar que se secuestren a personas acusándolas de terroristas o que se produzcan asesinatos selectivos, e ironizó sobre la promesa de que los dos ciudadanos ingleses presos en Guantánamo no serán juzgados por un tribunal militar al comentar que "pensaba que el derecho a un juicio justo, con posibilidad de defensa y con posibilidad de contradicción ya estaba reconocido desde la Declaración Universal de 1948".
Baltasar Garzón señaló que "determinados países están bordeando de forma muy peligrosa el estado de derecho y la legalidad internacional" y protestó por que la Corte Penal Internacional "no es aceptada ni asumida por países que se presentan como sus valedores". Nuevamente, hay que explicar que el juez estrella no se refería a Cuba o China. Su objetivo era de nuevo EEUU. En declaraciones a los medios de comunicación presentes en el acto, el magistrado dijo que "habría que hablar de oposición frontal" de Estados Unidos a la Corte Penal Internacional.
Curiosamente, Baltasar Garzón Real recibió en noche del sábado la noticia de que el Cabildo Insular de La Gomera se ha adherido a la candidatura al Premio Nobel de La Paz por ser la "esperanza de millones de personas que creen en otro orden institucional basado en la verdad, la libertad y la justicia", según palabras del presidente insular, Casimiro Curbelo.