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(20-11-2005) Blázquez dice que la laicidad del Estado no excluye a la religión de la vida civil

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Bilbao, Ricardo Bláquez, dijo este domingo que el hecho de que exista una legítima secularidad o laicidad del Estado, no significa la exclusión de la trascendencia o la práctica de la religión de la vida civil. Ricardo Bláquez intervino en la clausura del VII congreso Católicos y Vida Pública "Llamados a la libertad".

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Bilbao, Ricardo Bláquez, dijo este domingo que el hecho de que exista una legítima secularidad o laicidad del Estado, no significa la exclusión de la trascendencia o la práctica de la religión de la vida civil. Ricardo Bláquez intervino en la clausura del VII congreso Católicos y Vida Pública "Llamados a la libertad".
L D (EFE) Blazquez recordó el documento del Concilio Vaticano II sobre la libertad religiosa, aprobado hace 40 años, que establece el derecho de cualquier persona a la libertad social y civil en materia religiosa. Eso significa, agregó el presidente de la CEE, que la libertad religiosa forma parte "de la convivencia social y política, sin poner en sordina la convicción de los cristianos de que la religión verdadera está en la Iglesia católica y de que los hombres están obligados a buscar la verdad".

El núcleo del documento, explicó Blázquez, es que cualquier persona tiene derecho a la libertad religiosa y que todos los hombres deben estar inmunes a cualquier presión del tipo y rango que sea a actuar contra su conciencia y, a la vez, que todos tienen derecho a actuar en la vida pública y social según su conciencia y convicciones, siempre por medios legítimos. Este principio, que debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad para que se convierta en un principio del derecho civil, reconoce implícitamente que existe una legítima secularidad o laicidad en el Estado pero sin excluir lo trascendente, la práctica de la religión, indicó Ricardo Bláquez.

La relación Iglesia-Estado, señaló, se apoya en cuatro principios fundamentales: la libertad e independencia de la Iglesia, la autonomía y laicidad del Estado, la colaboración entre ambas instituciones al servicio de la persona y del bien común, y "el que la persona humana es el inicio, centro y fin del orden social". El obispo de Bilbao reiteró que del principio de libertad religiosa surge el de la aconfesionalidad del Estado, que obliga, dijo, a la colaboración mutua, y al cultivo del diálogo para tratar cuestiones y resolver posibles conflictos, diálogo, recalcó Bláquez, que "debe ser fiel a la verdad y la amistad".
 
Agresiones a la libertad

El presidente de la Conferencia Episcopal reiteró asimismo que los cristianos no "podemos hacer de la fe un asunto privado, ni renunciar a participar activamente en la vida pública", y "esta fe nos impulsa a hacer emerger el valor civil del cristianismo". Tras afirmar que esta lucha por la libertad debe ser permanente ante las agresiones que sufre constantemente, denunció el relativismo "como un problema muy grave de nuestro tiempo, que ejerce una auténtica dictadura".

Ricardo Bláquez dijo también que la libertad no es absoluta, y que con ella convive un "cosmos de valores fundamentales como son el amor, la justicia, la solidaridad, el respeto, la convivencia, la unidad, la paz, etc.". Por lo tanto, precisó el purpurado, la libertad necesita estar repensándose constantemente para hacerla más sabia y responsable y no malograr la vida con su ejercicio, "porque no madura dejándola a su aire sino cultivándola", y por ello es tan importante el papel del educando y la educación en libertad.

El presidente de la CEE añadió que "las legítimas diversidades no tienen que degenerar en exclusión sino crecer en la complementariedad y en el reconocimiento mutuo, porque el igualitarismo no es un buen criterio de la libertad". Alfonso Coronel de Palma, presidente de la Fundación San Pablo-CEU, al clausurar el congreso reiteró que los católicos deben participar en la vida pública y en la de la Iglesia, y puntualizó que la libertad para participar en la vida pública "no es el 2 de mayo, ni nos lleva al alzamiento", sino a reconocer y vivir en la pluralidad, reivindicando también el derecho a la libertad de los que no tienen fe.

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