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XXX ANIVERSARIO DE SU LLEGADA AL TRONO

El Rey pide el consenso, la concordia y la reconciliación que predica la Constitución

El Rey volvió a pedir en Las Palmas de Gran Canaria, la víspera de que se cumpla este martes el XXX Aniversario de su llegada al Trono, consenso, concordia y reconciliación, "la mejor garantía" para seguir progresando "con el esfuerzo de todos", unidos "en democracia y libertad". Consenso, concordia y reconciliación que están, recalcó, en la base "misma" de la Constitución de 1978, "clave -agregó- para entender lo mucho que hemos logrado" en estas tres décadas de Monarquía parlamentaria.

El Rey volvió a pedir en Las Palmas de Gran Canaria, la víspera de que se cumpla este martes el XXX Aniversario de su llegada al Trono, consenso, concordia y reconciliación, "la mejor garantía" para seguir progresando "con el esfuerzo de todos", unidos "en democracia y libertad". Consenso, concordia y reconciliación que están, recalcó, en la base "misma" de la Constitución de 1978, "clave -agregó- para entender lo mucho que hemos logrado" en estas tres décadas de Monarquía parlamentaria.
L D (EFE) Don Juan Carlos habló de esta efeméride en el acto de entrega de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes de 2005, que los Reyes presidieron en el Auditorio Alfredo Kraus de la capital grancanaria. Allí, en presencia de los premiados y de una amplia representación de la sociedad canaria, el Rey reconoció que son muchos "los recuerdos y los sentimientos" que en estos días de celebración se "agolpan" en su corazón.

El primero de ellos, un sentimiento de "gratitud" hacia la Reina, "por su constante apoyo, sensibilidad y entrega", sin olvidar tampoco el respaldo que "siempre he recibido de mis hijos". Para quien hoy hace treinta años era todavía Príncipe de España, estas fechas deben llevarnos "a tomar mayor conciencia de la enorme modernización vivida por España, de lo mucho que juntos hemos progresado y de lo mucho -insistió- que unidos debemos seguir trabajando".

Trabajo en común que sirve para "preservar, fortalecer y mejorar día a día nuestra paz, concordia y bienestar". Tres palabras éstas que el entonces joven Rey utilizó esa mañana del 22 de noviembre de 1975 ante unas Cortes que lloraban la muerte de Franco, cuyo cadáver permanecía a esa misma hora expuesto en el Palacio Real de Madrid.

Los recuerdos que tiene el Rey de esos momentos de incertidumbre están ligados, reconoció, "a la apasionante aventura de construir nuestra democracia, de recuperar plenamente nuestras libertades, de situar a España en el lugar que le corresponde, y de impulsar treinta años de estabilidad, crecimiento y mejora del bienestar económico y social de la gran mayoría de los españoles". Sentimientos, en definitiva, de "confianza en la sociedad española" y en la labor de sus instituciones a lo largo de estos treinta años de historia de España.

El Rey tiene muy claro que es el pueblo español quien merece un homenaje. "Un homenaje -dijo- de gratitud, respeto y admiración" por su "esfuerzo, generosidad, responsabilidad y sacrificio volcados en la decisiva tarea de hacer de España un país moderno, abierto y solidario". Un país, insistió, "unido, a la vez que plural y diverso, patrimonio de todos los españoles por igual".

En este día de celebración, el Rey no olvidó tener un "emocionado" recuerdo para todas las víctimas del terrorismo y para sus familias. También para todos "los servidores del Estado" que perdieron la vida "en el cumplimiento del deber". Desde las islas Canarias, el monarca ha querido dirigirse a todos los españoles para decirles alto y claro que la transformación de España "no se pudo hacer ni con más ganas de acertar, ni con mejor voluntad de responder a los anhelos del pueblo español, ni con mayor espíritu de consenso y concordia". "Nunca podemos sentirnos satisfechos cuando se trata -afirmó- de servir a España. Eso, y mucho más, es lo que merecen España y los españoles".

Tres décadas después de su proclamación como Rey, don Juan Carlos se siente "más que nunca", dijo, "ilusionado y resuelto a seguir dando lo mejor" de sí mismo, "para contribuir a integrar cuantos esfuerzos favorezcan nuestra convivencia e impulse nuestro progreso". Esa decisiva labor, la asume "desde el más profundo amor a España", desde la "lealtad a la Constitución" y su entrega "al ejercicio de las funciones" que la Carta Magna le asigna en el marco de "nuestra" Monarquía parlamentaria. Los mismos sentimientos, el mismo espíritu "de servicio", animan también al Príncipe de Asturias, que para el Rey "representa la mejor garantía de continuidad del compromiso de servicio de la Corona a España".

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