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VIDA Y OBRA

Jaime Campmany, 62 años dedicados al periodismo y la literatura

Jaime Campmany ha sido uno de los mejores columnistas del siglo XX. Su vida ha estado ligada siempre a la literatura, y desde muy joven ha estado en contacto con algunas de los más destacadas plumas de nuestro país. Nació en Murcia en 1925 y tras la guerra civil retomó su pronta vocación literaria, que desarrolló mientras se matriculaba en Derecho, Filosofía y Letras, y en Periodismo, carrera a la que ha dedicado 62 años.

Jaime Campmany ha sido uno de los mejores columnistas del siglo XX. Su vida ha estado ligada siempre a la literatura, y desde muy joven ha estado en contacto con algunas de los más destacadas plumas de nuestro país. Nació en Murcia en 1925 y tras la guerra civil retomó su pronta vocación literaria, que desarrolló mientras se matriculaba en Derecho, Filosofía y Letras, y en Periodismo, carrera a la que ha dedicado 62 años.
(Libertad Digital) En 1943 Campmany obtuvo su primer premio literario, por su libro de poesía titulado Alerce. En la década de los 50 se traslada a Madrid, ambiente en el que se dedica de lleno al periodismo. No abandona su pasión por la poesía, aunque no publicaría ninguna obra hasta varios años después. Antes de entrar en la redacción de Radio Nacional de España, medio al que dedicó más de dos décadas de trabajo desde 1955, colaboró con publicaciones como Juventud, Ateneo u Hora de Madrid. En 1964 se traslada a Roma como corresponsal de la agencia Pyresa, labor que desempeñaría durante la década de los 70. A finales de ese decenio Campmany es ya considerado un periodista de prestigio, lo que le lleva a dirigir el diario Arriba y la revista Carta de España.
 
Más tarde se vincularía al diario ABC como cronista parlamentario, y como columnista,  ha escrito a diario sus Escenas políticas desde 1997 y hasta el mismo día de su muerte. Siempre abierto a nuevos proyectos, en la década de los 80 se convirtió en director de la Agencia Beta Press. En 1985 fundaría el semanario Época, que dirigió durante quince años.
 
Su asombrosa facilidad para la rima, su dominio del lenguaje y un sarcasmo y una ironía desbordantes encontraron su vehículo más apropiado en sus romances, que publicaba en prensa, leía en la radio y finalmente han llenado las librerías españolas. El humor de sus escritos es objeto de una tesis doctoral. El año pasado publicó Romancero de la historia de España: de Atapuerca a los Reyes Católicos, en los que hacía un repaso rimado por la historia de nuestro país.
 
Pero su ingenio con la fórmula de los romances vio en el comentario de la actualidad su máxima expresión. Era un creador del español y siempre llenaba de brillo sus artículos, sin permitir que hacer literatura del comentario político le restara a éste de profundas reflexiones. Publicó varias colecciones de artículos, como sus Cartas batuecas, Crónica del Guerra o Doy mi palabra. El Libro de los romances o El Rey en bolas y otros romances, entre otros, han recopilado sus rimas satíricas.
 
También cultivo la narrativa, a la que ha dedicado varios títulos, como la trilogía El pecado de los dioses. Otros títulos destacados son La mitad de una mariposa o El abrazo del agua, aunque quizás su novela más destacada sea Jinojito en Lila. Además, ha llevado su pluma al escenario y al cine. Sus más de quincemil artículos y su rica y diversa actividad literaria le han ganado más de cien premios, entre los que destacan los Mariano de Cavia, Luca de Tena, González Ruano, Premio Nacional Extraordinario de Periodismo o Mariano José de Larra. Murió en la madrugada de este lunes, después de escribir su último artículo, El país, en la calle.

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