En un balance de 2005 ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP, Rajoy opinó que Zapatero "no ha estado a la altura de las circunstancias" porque "lo está cuestionando todo", "se ha sumado a los nacionalistas" y por ello está "pensando más en la historia que en el futuro de España".
La respuesta inmediata del Gobierno a los juicios del líder del PP fue lamentar que éste "cruzase la línea que separa la legítima crítica política del insulto puro y duro" y le instó a que, si no quiere pedir disculpas, al menos reconduzca su actitud. En nombre del Ejecutivo, se expresó de esta manera el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, quien puso de manifiesto que al jefe del Ejecutivo "se le puede criticar todo lo que se quiera porque esa es la grandeza de la democracia", pero hizo hincapié en que "una democracia avanzada de un país avanzado tiene que separar la crítica del insulto".
En opinión del ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, Mariano Rajoy "debería dimitir como presidente del PP y como líder de la oposición y dejar paso a un líder político que no estuviera tan quemado y tan resentido por haber perdido las elecciones". Tras subrayar que los comentarios de Rajoy le han causado "estupefacción", Sevilla dijo que el líder de la oposición "ha llegado al techo de su incompetencia".
También el secretario de organización del PSOE, José Blanco, reaccionó a las descalificaciones de Rajoy y afirmó que el responsable popular mantiene una "actitud canallesca" e "indigna". Le reprochó también no actuar como un demócrata y de caminar hacia la derecha extrema, además de haber "insultado gravemente" al presidente del Gobierno.
"Y yo no voy a insultar a Rajoy, no voy a caer tan bajo como él, y serán los españoles los que le harán pagar su actitud canallesca en las próximas elecciones generales", sentenció Blanco, quien hizo una petición a los medios de comunicación para que den la máxima difusión a los insultos de Rajoy porque "califican a quien los pronuncia". "El PP confunde hacer oposición al Gobierno con hacer oposición a España", aseguró Blanco, quien aseguró que Rajoy se equivoca de estrategia y los españoles "no le van a perdonar su falta de lealtad y su profunda irresponsabilidad política".
La "pléyade de ministros" en defensa del "bobo solemne"
Horas después de las declaraciones de Rajoy, en la cena de Navidad del PP, el líder del partido insistió en que "es más peligroso para España un bobo solemne que un patriota de hojalata" pero precisó que lo "sorprendente" es que "no he dicho quién era" y preguntó "por qué una pléyade de ministros y dirigentes han salido en defensa" de José Luis Rodríguez Zapatero. "Es más peligroso para España un bobo solemne que un patriota de hojalata y eso nadie me lo puede discutir", reiteró.
En el mismo tono, reiteró: "Si no he dicho quién era, la pregunta que cabe hacer es por qué esta tarde una pléyade de ministros y dirigentes socialistas como Pepe Blanco han salido en la defensa de ese señor al que yo no llamé lo que ellos han entendido que yo le llamé". Rajoy volvió a arremeter contra la política de Zapatero y señaló que éste "no tiene un objetivo nacional", al tiempo que subrayó que "es un presidente del Gobierno que ni siquiera cree en su nación y lo dice, y lo dice en Cámara legislativa".
Frente a todo ello, continuó, el PP es la "referencia para muchísimos millones de españoles, no sólo para los votantes del PP, sino para muchísimos millones que han votado al PSOE y nunca creyeron que estuvieran planteándose que tuvieran que votar al PP".