L D (EFE) El nuevo gabinete está integrado por seis políticos de PiS, nueve independientes y dos vinculados a los liberales, incluido Zbigniew Religa que fue jefe del comité electoral del candidato de PO a la presidencia, Donald Tusk.
Los intentos de conseguir la participación oficial y formal de los liberales de la Plataforma Cívica (PO) en el Gobierno duraron hasta altas horas de la noche del domingo y con la mediación de la Iglesia que deseaba un Gobierno sólido y no un Ejecutivo débil en minoría.
En Gdansk, los dirigentes liberales Donald Tusk y Jan Rokita se reunieron, con la mediación del arzobispo Tadeusz Goclowski con los líderes de Ley y Justicia (PiS), Jaroslaw Kaczynski, Kazimierz Marcinkiewicz y Marek Jurek, presidente del Sejm, la Cámara Baja del Parlamento polaco, pero no llegaron a ningún acuerdo.
Como consecuencia, Marcinkiewicz tuvo que acudir al palacio presidencial con un equipo que, a pesar de sus esfuerzos, carece de la pluralidad que él deseaba, porque tiene apenas dos representantes de la corriente liberal. Estos, además, aceptaron las carteras que tienen, Sanidad y Fomento, en contra de la dirección de sus compañeros de formación. El primer ministro Marcinkiewicz anunció que presentará su programa de gobierno al Parlamento en la sesión que se celebrará el próximo 10 de noviembre. El gabinete de Marcinkiewicz necesita aún la aprobación del Sejm, la Cámara Baja del Parlamento polaco.
Marcinkiewicz podrá conseguir la aprobación, aunque los liberales le nieguen su voto, gracias al respaldo que le concederán los populistas del partido Autodefensa que lidera Andrzej Lepper, los nacionalistas católicos de la Liga de las Familias Polacas y los agrarios del Partido Campesino Polaco.