El Espanyol deja al Málaga como colista y a Antonio Tapia con la soga al cuello

L D (EFE) Empeñado en demostrar todos los síntomas de un equipo descompuesto, el Málaga invitó al Espanyol a jugar a su gusto. Fue el invitado perfecto: no tuvo el balón porque prefirió encomendarse a un fútbol más bien primitivo, de balones largos y escasa elaboración, no se puso las pilas en defensa y se echó a temblar cuando pisó el área contraria. Si Antonio Tapia estaba en la cuerda floja, sus jugadores no hicieron demasiado por mantenerle en el cargo. Acostumbrado a sudar cada punto como si fuera el último, el Espanyol no dejó pasar la oportunidad y se dio un festín, sobre todo en la primera mitad. Supo encarrilar el partido muy pronto, en el minuto 10, cuando Tamudo remató a gol un golpe franco botado por De la Peña.

Con ventaja en el marcador y ante un rival deprimido, el Espanyol ofreció sus mejores minutos del año en casa. Su frente de ataque -De la Peña, Juanfran, Luis García y Tamudo- estuvo tan cómodo como acertado. El cántabro trazó varias diagonales peligrosas, Luis García se movió como pez en el agua entre líneas, Juanfran caracoleó por su banda y Raúl Tamudo ya olía que iba a tener un día favorable. Pese a todo, el capitán falló un penalti al cuarto de hora del partido. Como ya ocurriera en el partido de ida, Arnau le ganó la partida y rechazó su disparo desde los once metros. Pero poco tiempo tuvo el delantero para lamentarse. Cinco minutos después volvió a aparecer De la Peña, que colgó un balón medido al área pequeña de Arnau. Con el interior del pie derecho y en una posición acrobática, Tamudo se redimió y estableció el 2-0.

El partido iba camino de la goleada. Especialmente cuando el Espanyol firmó el tercero en una bonita combinación entre Juanfran y Luis García. Desde el punto de penalti y rodeado por tres defensas, García controló con el pecho y conectó un remate seco, imparable para Arnau. El Espanyol se relamía y el público se frotaba las manos, pero el Málaga maquilló el resultado poco antes del descanso. Lo hizo de la única manera posible para un equipo tan tocado, gracias a un extraordinario disparo lejano de Alexis que se coló por la escuadra izquierda de Gorka. Fue un gol tan estético como inútil, porque el equipo de Tapia no tuvo la fe necesaria para resucitar.

Tan mal estuvo el Málaga en la primera parte que sólo cabía esperar una mejora en la reanudación. Tapia se jugaba el cargo y apostó al doble o nada: dio entrada a Edgar y al Chengue Morales en un intento de estirarse, pero su equipo no respondió. Estuvo más valiente, eso sí, pero se movió más por impulsos que por un esquema determinado. Relajado, el Espanyol cedió metros y se dedicó a verlas venir, pero en ningún momento sufrió por el resultado. Dispuso de varios contragolpes interesantes, pero no se afanó en resolverlos, entre otros motivos porque Lotina prefirió amarrar el resultado y salvar sin más complicaciones su partido más tranquilo del año. El Málaga, nuevo colista del campeonato, suma ya nueve partidos sin ganar. Es el único equipo de Primera que no ha puntuado en 2006 y sólo ha sido capaz de anotarse dos de los últimos 27 puntos posibles.