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Grupos chiíes incendian mezquitas suníes en respuesta al destrozo del santuario de Samarra

Grupos de chiíes fuertemente armados han atacado nueve mezquitas suníes ubicadas en distintos barrios de Bagdad. Los recintos religiosos han sido blanco de disparos de armas de fuego y, finalmente, incendiados. El Ministerio de Interior iraquí no han podido confirmar posibles víctimas. El brote de violencia tiene lugar horas después de que una gran explosión destruyera la cúpula dorada de uno de los principales santuarios chiíes en Irak: el edificio que alberga la tumba del imán Ali al-Hadi en Samarra. Tras el atentado, el líder religioso de esa comunidad musulmana, el gran ayatolá Ali al-Sistani, pidió a sus seguidores salir a protestar pacíficamente.

Grupos de chiíes fuertemente armados han atacado nueve mezquitas suníes ubicadas en distintos barrios de Bagdad. Los recintos religiosos han sido blanco de disparos de armas de fuego y, finalmente, incendiados. El Ministerio de Interior iraquí no han podido confirmar posibles víctimas. El brote de violencia tiene lugar horas después de que una gran explosión destruyera la cúpula dorada de uno de los principales santuarios chiíes en Irak: el edificio que alberga la tumba del imán Ali al-Hadi en Samarra. Tras el atentado, el líder religioso de esa comunidad musulmana, el gran ayatolá Ali al-Sistani, pidió a sus seguidores salir a protestar pacíficamente.
LD (EFE) El Ministerio de Interior de Irak ha confirmado que nueve mezquitas suníes de Bagdad han sido incendiadas por grupos de chiíes armados que salieron a las calles a protestar por el atentado que destruyó la cúpula dorada del santuario del imán Ali al-Hadi, en Samarra. Los atacantes dispararon contra los recintos religiosos para expresar "su indignación".
 
Entre las mezquitas atacadas figura la de Al-Hamza, en la zona de Al-Ghazalyia (en el oeste), otra con el mismo nombre en el barrio de Al-Aalam (en el suroeste), además de los templos de Al-Habib al-Mustafa (en el sur) y Badryía ( en el este) de Bagdad. Tras los ataques, agentes de Policía y del Ejército iraquí cercaron todas las demás mezquitas de Bagdad para impedir posibles ataques.
 
En un comunicado oficial donde decreta siete días de luto, el presidente iraquí, el kurdo Yalal Talabani, calificó el ataque de "crimen para incitar el odio sectario". En el texto, el mandatario señala que "el crimen muestra las malévolas intenciones de sus responsables, que intentan sembrar un conflicto sectario entre los iraquíes para obstaculizar el camino de Irak hacia la democracia". En cuanto al pueblo iraquí, pidió que se contenga para "abortar los planes criminales de los 'takfiríes' (secta radical del Islam suní) y responder con mayor unidad entre los ciudadanos iraquíes".
 
Talabani insistió en que el momento elegido para el ataque indica que uno de sus objetivos es interrumpir el proceso político y obstaculizar las negociaciones destinadas a formar un Gobierno de unidad nacional, además de dificultar los intentos para conseguir la estabilidad y llevar a cabo los proyectos de construcción y desarrollo económico. Además, indicó a los líderes religiosos y políticos a que condenen este atentado de manera clara y a que desvelen las verdaderas intenciones de los atacantes.
 
Por su parte, la Asociación de Ulemas Musulmanes (AUM), máxima representación religiosa suní en Irak, condenó el ataque contra el santuario chií y lo describió como "un acto criminal destinado a instigar la sedición sectaria en estos momentos críticos". En un documento, el grupo condena a las partes que están detrás de ese ataque y que "no desean la unidad de los iraquíes para servir sus propias intenciones y los intereses de las fuerzas exteriores".

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