L D (EFE) El mandatario estadounidense se refirió a los ataques de los últimos días, tras reunirse en el Despacho Oval con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
Tras indicar que el sábado habló con siete líderes políticos iraquíes en un esfuerzo para calmar la violencia, subrayó que sus interlocutores "entendieron la gravedad del momento y han hecho su elección de trabajar hacia un gobierno de unidad". "Estados Unidos condena totalmente los ataques contra lugares sagrados", dijo Bush, quien añadió que a la gente se le debe permitir "orar libremente".
Además, manifestó que once millones de iraquíes "hicieron su elección... y dijeron que querían ser libres" al acudir a las urnas en los comicios de diciembre de 2005 "desafiando a los terroristas y asesinos". A primera hora de este martes la explosión de una bomba destruyó una mezquita suní en la que se encuentra la tumba del padre de Sadam Husein, el depuesto sátrapa dictador iraquí ahora sometido a juicio, en Tikrit, a 170 kilómetros al norte de Bagdad.
Otra mezquita suní quedó parcialmente dañada en un ataque similar ocurrido en el barrio mayoritariamente chií de Al Huriya, en el oeste de Bagdad. Además, cuatro explosiones en la capital de Irak, causadas por coches bomba, dejaron al menos 50 personas muertas y más de cien heridas. Estas acciones se suman a los episodios de violencia sectaria que azota el país desde que el pasado miércoles fuera atacado un santuario venerado por los chiíes en Samarra, a 120 kilómetros al norte de Bagdad.
Además, manifestó que once millones de iraquíes "hicieron su elección... y dijeron que querían ser libres" al acudir a las urnas en los comicios de diciembre de 2005 "desafiando a los terroristas y asesinos". A primera hora de este martes la explosión de una bomba destruyó una mezquita suní en la que se encuentra la tumba del padre de Sadam Husein, el depuesto sátrapa dictador iraquí ahora sometido a juicio, en Tikrit, a 170 kilómetros al norte de Bagdad.
Otra mezquita suní quedó parcialmente dañada en un ataque similar ocurrido en el barrio mayoritariamente chií de Al Huriya, en el oeste de Bagdad. Además, cuatro explosiones en la capital de Irak, causadas por coches bomba, dejaron al menos 50 personas muertas y más de cien heridas. Estas acciones se suman a los episodios de violencia sectaria que azota el país desde que el pasado miércoles fuera atacado un santuario venerado por los chiíes en Samarra, a 120 kilómetros al norte de Bagdad.