L D (Agencias) El CPE, cuya retirada reclaman los sindicatos y estudiantes con el apoyo de la oposición de izquierdas, está destinado a menores de 26 años y permitiría al empleador despedir al joven durante los dos primeros años sin tener que justificar el despido, facilitando la contratación de desempleados que buscan su primer empleo.
La duración del período de prueba y el despido sin justificación durante ese plazo son los dos puntos más criticados del contrato. Sobre la duración del período de prueba, Villepin dijo que los interlocutores sociales tienen "plena libertad" para reducirla "en los sectores en los que fuera más pertinente". "¿Acaso no hay que dar la prioridad al diálogo social para avanzar en esa dirección?. En todo caso es una vía a explorar", agregó en su intervención, cuyo texto fue distribuido a la prensa.
En cambio, el jefe del Gobierno conservador excluyó que haya que justificar el despido durante el tiempo de prueba. Tras indicar que "las modalidades de la ruptura" del CPE son "el punto clave" del dispositivo y su "novedad esencial", Villepin abogó por "encontrar la forma de garantizar a los jóvenes el respeto y la transparencia que tienen el derecho de esperar". "Pero no caigamos en un formalismo jurídico que complicaría el contrato y lo haría ineficaz", advirtió, al argumentar que "la simplicidad de nuestro dispositivo es su fuerza para crear empleos".
El primer ministro, quien lanzó el CPE personalmente y sin concertación, explicó su negativa a retirar, suspender o "desvirtuar" la ley de igualdad de oportunidades que instaura el CPE y que fue adoptada por el Parlamento hace casi dos semanas.
Sobre esta ley hay tres cosas "imposibles", dijo Villepin, decidido a no ceder ante el movimiento de oposición al CPE que se ha traducido ya en numerosas y muy violentas manifestaciones y algaradas callejeras. Los sindicatos y organizaciones estudiantiles, que mantienen bloqueados por la fuerza universidades e institutos, han convocado para el próximo martes una jornada interprofesional de huelgas y paros laborales.
La retirada de la ley es imposible porque significaría que "capitulamos ante la lógica de los ultimátum y las condiciones previas. Esto, nuestro electorado no lo quiere y no nos lo perdonaría", dijo Villepin, cuando falta poco más de un año para las elecciones presidenciales, seguidas de las Legislativas. Excluyó igualmente suspender el texto porque sería "contrario a nuestra Constitución", y descartó "desvirtuar" el proyecto porque "perder su equilibrio sería privarse de toda posibilidad de éxito".
Si bien reconoció que Francia pasa por "momentos difíciles", dijo que "las atravesamos con serenidad, porque sabemos que nuestras decisiones son justas, necesarias y útiles" para el país, y agradeció a sus interlocutores su "unidad" y "determinación". Tras evocar las "fuertes resistencias" a sus planes para modernizar el país, afirmó que "vamos por buen camino, obtendremos resultados y tendremos la satisfacción del deber cumplido al servicio del interés general".
En un tono amenazador, el presidente del principal sindicato de estudiantes (UNEF), Bruno Julliard, arremetió contra la "inflexibilidad" de Villepin y expresó su "estupefacción" y "cólera" en la emisora "France Info". Estupefacción porque el Gobierno "no entiende la crisis por la que atraviesa el país", y cólera porque Villepin apuesta porque se pudra la situación, dijo Julliard, que llegó incluso a responsabilizarle de lo que calificó como "conflictos sociales que se produzcan".
La duración del período de prueba y el despido sin justificación durante ese plazo son los dos puntos más criticados del contrato. Sobre la duración del período de prueba, Villepin dijo que los interlocutores sociales tienen "plena libertad" para reducirla "en los sectores en los que fuera más pertinente". "¿Acaso no hay que dar la prioridad al diálogo social para avanzar en esa dirección?. En todo caso es una vía a explorar", agregó en su intervención, cuyo texto fue distribuido a la prensa.
En cambio, el jefe del Gobierno conservador excluyó que haya que justificar el despido durante el tiempo de prueba. Tras indicar que "las modalidades de la ruptura" del CPE son "el punto clave" del dispositivo y su "novedad esencial", Villepin abogó por "encontrar la forma de garantizar a los jóvenes el respeto y la transparencia que tienen el derecho de esperar". "Pero no caigamos en un formalismo jurídico que complicaría el contrato y lo haría ineficaz", advirtió, al argumentar que "la simplicidad de nuestro dispositivo es su fuerza para crear empleos".
El primer ministro, quien lanzó el CPE personalmente y sin concertación, explicó su negativa a retirar, suspender o "desvirtuar" la ley de igualdad de oportunidades que instaura el CPE y que fue adoptada por el Parlamento hace casi dos semanas.
Sobre esta ley hay tres cosas "imposibles", dijo Villepin, decidido a no ceder ante el movimiento de oposición al CPE que se ha traducido ya en numerosas y muy violentas manifestaciones y algaradas callejeras. Los sindicatos y organizaciones estudiantiles, que mantienen bloqueados por la fuerza universidades e institutos, han convocado para el próximo martes una jornada interprofesional de huelgas y paros laborales.
La retirada de la ley es imposible porque significaría que "capitulamos ante la lógica de los ultimátum y las condiciones previas. Esto, nuestro electorado no lo quiere y no nos lo perdonaría", dijo Villepin, cuando falta poco más de un año para las elecciones presidenciales, seguidas de las Legislativas. Excluyó igualmente suspender el texto porque sería "contrario a nuestra Constitución", y descartó "desvirtuar" el proyecto porque "perder su equilibrio sería privarse de toda posibilidad de éxito".
Si bien reconoció que Francia pasa por "momentos difíciles", dijo que "las atravesamos con serenidad, porque sabemos que nuestras decisiones son justas, necesarias y útiles" para el país, y agradeció a sus interlocutores su "unidad" y "determinación". Tras evocar las "fuertes resistencias" a sus planes para modernizar el país, afirmó que "vamos por buen camino, obtendremos resultados y tendremos la satisfacción del deber cumplido al servicio del interés general".
En un tono amenazador, el presidente del principal sindicato de estudiantes (UNEF), Bruno Julliard, arremetió contra la "inflexibilidad" de Villepin y expresó su "estupefacción" y "cólera" en la emisora "France Info". Estupefacción porque el Gobierno "no entiende la crisis por la que atraviesa el país", y cólera porque Villepin apuesta porque se pudra la situación, dijo Julliard, que llegó incluso a responsabilizarle de lo que calificó como "conflictos sociales que se produzcan".