L D (EFE) La afición barcelonista tampoco acudió a la grada, quizá atenta desde sus casas a lo que sucedía en los otros dos duelos del grupo, aunque lo único que se perdió fue contemplar cómo el conjunto de Dusko Ivanovic tiraba prácticamente el encuentro en el primer cuarto, incapaz de anotar más que siete puntos y encajando 25 en ese mismo tiempo. La culpa la tuvieron en un noventa por ciento los jugadores azulgrana y, en un diez, aproximadamente, Walter Herrmann, cuya motivación superaba la de todos sus rivales juntos en esos primeros minutos pese a que el Unicaja tampoco se jugaba nada en el envite, al que llegó sin opciones de clasificarse para cuartos.
Dusko Ivanovic tampoco estaba por motivar a los suyos de muchas maneras más que poniendo en pista a jugadores poco habituales, el primero de ellos Marc Gasol a los tres minutos. Tras el 7-11, el Barcelona cayó en picado, incapaz de generar jugada ofensiva alguna y dando todas las facilidades en defensa a los pupilos de Sergio Scariolo. La humillación para los azulgrana era tal que Ivanovic decidió incluso poner en pista en el minuto 8 a Ed Cota, un jugador que había estado de baja por lesión y del que el técnico serbio había reconocido que todavía no estaba a pleno rendimiento.
A la conclusión del primer cuarto el marcador reflejaba el mencionado 7-25, pero en los inicios del segundo las diferencias fueron a más, ya que Marcus Brown relevó en actitud a Herrmann. En el minuto 12, la ventaja del conjunto dirigido por Scariolo era ya de 23 puntos (7-30), con el Barça bloqueado en esos míseros 7, menos de uno por minuto de juego. Gregor Fucka, que entró en este segundo cuarto, lideró un parcial de 6-0 con el que su equipo redujo algo las diferencias, establecidas en diecisiete puntos al descanso (19-36). El tercer cuarto sirvió para poco más que para apreciar la relajación con la que se tomaban las cosas ambos equipos, hasta el punto de cerrar ese período con un marcador de 23-20.
La única excepción se produjo cuando Ivanovic probó con una defensa a toda la pista que asfixió el ataque del Unicaja, pero fue un ensayo esporádico, en la línea de continuos experimentos que mantuvo el serbio, aunque también Scariolo, quien alternó hombre a hombre con pseudo zonas, siempre con muchos minutos para los menos habituales. Ivanovic, por lo visto, se quedó sin embargo con buen sabor de boca y ordenó a los suyos que repitieran presión en el último cuarto, en el que el Winterthur Barcelona abrió con un parcial de 5-0 hasta situar las diferencias por debajo de los diez puntos (47-56). Con un quinteto poco habitual, los barcelonistas siguieron apretando, finalmente con Víctor Sada en pista para aumentar la capacidad defensiva. Sin embargo, el Unicaja tenía el partido en el bolsillo desde el primer cuarto y, en este último, apenas se dedicó a responder con triples puntuales para confirmar un triunfo que de nada le servía.
Dusko Ivanovic tampoco estaba por motivar a los suyos de muchas maneras más que poniendo en pista a jugadores poco habituales, el primero de ellos Marc Gasol a los tres minutos. Tras el 7-11, el Barcelona cayó en picado, incapaz de generar jugada ofensiva alguna y dando todas las facilidades en defensa a los pupilos de Sergio Scariolo. La humillación para los azulgrana era tal que Ivanovic decidió incluso poner en pista en el minuto 8 a Ed Cota, un jugador que había estado de baja por lesión y del que el técnico serbio había reconocido que todavía no estaba a pleno rendimiento.
A la conclusión del primer cuarto el marcador reflejaba el mencionado 7-25, pero en los inicios del segundo las diferencias fueron a más, ya que Marcus Brown relevó en actitud a Herrmann. En el minuto 12, la ventaja del conjunto dirigido por Scariolo era ya de 23 puntos (7-30), con el Barça bloqueado en esos míseros 7, menos de uno por minuto de juego. Gregor Fucka, que entró en este segundo cuarto, lideró un parcial de 6-0 con el que su equipo redujo algo las diferencias, establecidas en diecisiete puntos al descanso (19-36). El tercer cuarto sirvió para poco más que para apreciar la relajación con la que se tomaban las cosas ambos equipos, hasta el punto de cerrar ese período con un marcador de 23-20.
La única excepción se produjo cuando Ivanovic probó con una defensa a toda la pista que asfixió el ataque del Unicaja, pero fue un ensayo esporádico, en la línea de continuos experimentos que mantuvo el serbio, aunque también Scariolo, quien alternó hombre a hombre con pseudo zonas, siempre con muchos minutos para los menos habituales. Ivanovic, por lo visto, se quedó sin embargo con buen sabor de boca y ordenó a los suyos que repitieran presión en el último cuarto, en el que el Winterthur Barcelona abrió con un parcial de 5-0 hasta situar las diferencias por debajo de los diez puntos (47-56). Con un quinteto poco habitual, los barcelonistas siguieron apretando, finalmente con Víctor Sada en pista para aumentar la capacidad defensiva. Sin embargo, el Unicaja tenía el partido en el bolsillo desde el primer cuarto y, en este último, apenas se dedicó a responder con triples puntuales para confirmar un triunfo que de nada le servía.