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Alarma en la Policía por el hacinamiento de ilegales en Canarias y el descontrol en la frontera con Francia

Turnos de 12 funcionarios controlan en un campamento de Tenerife a 1.100 subsaharianos. No llevan guantes sanitarios ni mascarillas pese a mantener un estrecho contacto con ellos y sospechar que no es difícil la presencia de enfermedades contagiosas. A miles de kilómetros, en el paso de La Junquera las cámaras de televisión graban imágenes que no forman parte de la realidad. Alertados por la curiosidad de los reporteros, las autoridades reclutan policías de otras zonas para que ningún informativo abra con la triste escena de dos agentes como única medida ante el coladero de la frontera. Además, sólo este miércoles 101 subsaharianos terminaron su viaje de expulsión en las calles de Madrid. Con un bocadillo y una Coca Cola.

Turnos de 12 funcionarios controlan en un campamento de Tenerife a 1.100 subsaharianos. No llevan guantes sanitarios ni mascarillas pese a mantener un estrecho contacto con ellos y sospechar que no es difícil la presencia de enfermedades contagiosas. A miles de kilómetros, en el paso de La Junquera las cámaras de televisión graban imágenes que no forman parte de la realidad. Alertados por la curiosidad de los reporteros, las autoridades reclutan policías de otras zonas para que ningún informativo abra con la triste escena de dos agentes como única medida ante el coladero de la frontera. Además, sólo este miércoles 101 subsaharianos terminaron su viaje de expulsión en las calles de Madrid. Con un bocadillo y una Coca Cola.
(Libertad Digital) Pese a las explicaciones del Gobierno y los éxitos que se apuntó José Luis Rodríguez Zapatero en el Debate sobre el Estado de la Nación, lo cierto es que el drama de la inmigración ilegal ya desborda a la Policía: hacinamiento en Canarias, coladero de ilegales por el paso de La Junquera y desembarco diario en Madrid y Barcelona de inmigrantes que quedan libres en la ciudad sin saber siquiera si padecen enfermedades contagiosas. Con un bocadillo, una Coca Cola y la atención de las ONG. Pero vayamos por partes.
 
El campamento de Las Raíces en Tenerife
 
Aunque el montaje técnico y la vigilancia del acuartelamiento corre a cargo del Batallón de Ingenieros XV de la Jefatura de Tropas del Mando de Canarias, la seguridad y trato con los inmigrantes que allí esperan el milagro es tarea de la Policía. Según ha podido saber Libertad Digital en estos momentos la tarea diaria de atención a 1.100 subsaharianos la realizan, en cada turno, 12 funcionarios policiales de la UIP y de los Grupos Operativos de Extranjeros. Para empezar, la cifra de inmigrantes desborda ya la capacidad del campamento que, cada cierto tiempo, se somete a ampliaciones insostenibles.
 
Los policías no ocultan que en el campamento de Las Raíces de Tenerife empieza a haber serio riesgo para la salud de todos, la de los ilegales que llegaron en cayucos y la de los agentes que deben tener trato directo con ellos. El miedo a contagios por enfermedades erradicadas en Europa no es injustificado ya que, aunque parezca mentira, según las fuentes consultadas por Libertad Digital no se ha previsto una campaña de vacunación para los policías. Ni siquiera disponen de mascarillas o guantes de látex, mínimas medidas de protección en cualquier ambulatorio. Y el miedo parece estar fundado en que los subsaharianos no pasan controles médicos. Es imposible. Este miércoles comenzaron a tomarse medidas como la extracción de sangre a una muestra de unos 20 ó 30 inmigrantes para someterla a una análisis de VIH. Pese a que el Ejército ha montado un campamento completo con comedores, duchas y letrinas, la falta de limpieza añade riesgos. Algunos agentes relatan la existencia habitual de excrementos en la zona de duchas. Según estos testimonios, por la noche, y dado que las letrinas están apartadas de las tiendas donde duermen, muchos orinan en el suelo o en botellas de plástico.
 
Los Grupos Operativos de Extranjeros y la Unidad de Intervención Policial (UIP) tienen contacto físico directo con los inmigrantes y el riego de contagio de posibles enfermedades ha disparado las alarmas.
 
El teatro de La Junquera
 
No es nuevo el hecho de que el paso fronterizo de La Junquera es, desde hace años, un coladero de inmigrantes de los países del Este que consiguen llegar a España en coche y autocar. Los medios de comunicación venimos alertando de ello y el propio Mariano Rajoy lo  recordó en una acertada frase durante el Debate sobre el estado de la Nación:
  • “Por cada uno que entra en cayuco se nos cuelan cien por el Pirineo, con una diferencia: por el sur nos llegan victimas de la mafias pero por el norte mezclados con la gente que viene a buscar una vida mejor, entran plácidamente las mafias y los delincuentes”.
El retrato que ofreció Rajoy es, según cuenta la Policía, la triste realidad. Lo que este miércoles pudo saber Libertad Digital ilustra además que el Gobierno trata de esconder las razones por las que esto ocurre sin remedio. Y la ocultación incluye algo de teatro, de puesta en escena para que los periodistas no hagan saltar las alarmas. Esta semana varias televisiones se interesaron por el problema de La Junquera. Como es preceptivo, los reporteros, entre ellos varios de Telecinco, remitieron por fax solicitudes para grabar el paso de los autobuses con la esperanza de dar con una noticia o simplemente para disponer de imágenes de archivo recientes que seguro tendrán que acompañar a futuras crónicas sobre entrada ilegal de inmigrantes desde Francia.
 
La comisaría les puso varias condiciones para conceder la solicitud: no grabar la zona francesa y no tomar imágenes o declaraciones de los agentes policiales. Pero el despliegue que pudieron ver los reporteros no era real. Sólo había dos funcionarios con sus chalecos amarillos. Si esa imagen, que es la real, llegara a las televisiones, el Gobierno estaría en serios apuros. Una oportuna comunicación por radio desde la comisaría movilizó a varios agentes de la UIP que, en ese momento prestaban servicio en la carretera nacional. Su misión es impedir que los ilegales que evitan la vigilancia de la autovía consigan cruzar a España por esta vía alternativa. Pero se les requería como aparentes agentes del paso fronterizo, al menos mientras estuvieran presentes las cámaras de televisión. También se consiguió “reclutar” de urgencia a otros dos agentes de la Unidad contra Redes y Falsedad Documental (UCRIF) que en ese momento descansaban, fuera de turno, en un hotel en Figueras. Cuando llegaron las cámaras había nueve agentes con sus chalecos amarillos y un comisario. La carretera nacional estaba libre de vigilancia, noticia que no suele tardar en llegar a oídos de las redes que se dedican a cruzar la frontera de forma ilegal. En torno a las 2 de la madrugada, los reporteros gráficos apagaron sus focos, recogieron el equipo... y los policías volvieron a casa.
 
¿Y por qué no hay más policías en La Junquera? Aunque Zapatero presumió en el Debate de tener poco menos que el récord de concurso público de plazas policiales la realidad también es otra. Según ha podido saber Libertad Digital, por concurso general de traslado se convocaron 30 plazas para este destino y sólo se han cubierto dos, un subinspector y un agente de policía que se incorporarán en 30 días. El problema es que como se ha abierto el concurso de traslado, hasta 25 policías de las zonas próximas a La Junquera han pedido cambiar de destino. Si no fuera porque sólo se lo han concedido a tres, estaríamos ante algo tan paradójico como que tras una operación de refuerzo, La Junquera se quedaría sin un solo policía.
 
101 subsaharianos, el miércoles, libres por Madrid
 
El miércoles por la tarde llegó a Barajas el segundo avión del día que completó un traslado de 101 inmigrantes ilegales subsaharianos a Madrid. Según las fuentes consultada por este periódico, tras tomarles las huellas, quedaron en libertad. Nos aseguran que no pasaron reconocimiento médico o que fue superficial. Se les dio un bocadillo, una Coca Cola y pasaron a depender de las ONG que les atienden. Por desgracia, tampoco esta noticia es nueva. Madrid, Barcelona, Murcia o Valencia son destinos habituales de ilegales que, en libertad, tratan de quedarse definitivamente en España o cruzar la frontera más al norte de Europa. Las promesas de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega –el que entra de forma ilegal será expulsado– no parecen tener nada de ciertas. El balance del presidente tras la ley de papeles para todos se ha convertido en un grave problema para el que ahora se pide ayuda a la Unión Europea.

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