LD (EFE) Unos cuarenta mil soldados de los Ejércitos de EEUU e Irak, así como tropas del Ministerio de Interior, se han desplegado en Bagdad dentro del plan de seguridad diseñado para acabar con las acciones terroristas en la capital iraquí. La campaña de seguridad, que no tiene estipulada una fecha de conclusión, incluye la inspección de vehículos y viviendas y el lanzamiento de operaciones en zonas sospechosas.
Pero, la presencia militar no ha impedido que estallara un coche-bomba colocado en el barrio de Hai al-Qahera, en el norte de la ciudad. Dos personas han muerto y diez más resultaron heridas. Fuentes de la Policía añadieron que el atentado tenía como objetivo una patrulla policial que pasaba por la zona. Además, un artefacto explotó cerca de la embajada de Turquía, en el barrio de Al-Wasiriya, que no causó víctimas mortales, aunque sí importantes daños materiales.
El plan de seguridad fue anunciado con anterioridad por el Gobierno del primer ministro Nuri al-Maliki, que situó el restablecimiento de la seguridad como su máxima prioridad como jefe del ejecutivo. Según testigos, centenares de hombres armados han tomado posiciones en las principales arterias y cruces de la capital, donde detienen a decenas de vehículos para inspeccionarlos.
La campaña de seguridad, denominada "Avanzando hacia Adelante", incluye la imposición del toque de queda en Bagdad y sus alrededores de las nueve de la noche hasta las seis de la mañana, como parte de las medidas para acabar con la ola de violencia diaria que ha costado la vida a miles de personas.
El plan también incluye la prohibición a la circulación de vehículos en la capital los viernes, desde las 11.00 y durante cuatro horas, el periodo del día en el que miles de creyentes se dirigen a las mezquitas para participar en la oración.