Menú

Freire vuelve a mostrarse intratable al esprint y logra en Dax su segunda victoria en el Tour

Cinco días después de su victoria en Caen, el español Óscar Freire (Rabobank) ha repetido triunfo en el Tour de Francia. Esta vez lo ha hecho al imponerse en la novena etapa, disputada sobre 169,5 kilómetros de recorrido entre Burdeos y Dax, en la que es la última oportunidad de los velocistas antes de entrar en los Pirineos. El cántabro ha vuelto a exhibir su punta de velocidad ante especialistas de la talla como el australiano Robbie McEwen, el alemán Erik Zabel o el campeón mundial, el belga Tom Boonen.

Cinco días después de su victoria en Caen, el español Óscar Freire (Rabobank) ha repetido triunfo en el Tour de Francia. Esta vez lo ha hecho al imponerse en la novena etapa, disputada sobre 169,5 kilómetros de recorrido entre Burdeos y Dax, en la que es la última oportunidad de los velocistas antes de entrar en los Pirineos. El cántabro ha vuelto a exhibir su punta de velocidad ante especialistas de la talla como el australiano Robbie McEwen, el alemán Erik Zabel o el campeón mundial, el belga Tom Boonen.
L D (EFE) Freire se ha mostrado inmenso en un esprint largo, de casi dos kilómetros, en el que llegaron lanzados todos los grandes especialistas. El triple campeón del mundo empezó a remontar desde la novena plaza a falta de 400 metros, se pegó a la rueda de Boonen, buscó hueco, fue tan hábil que lo encontró y metió la rueda en vencedor por delante de McEwen y el propio Boonen, con un tiempo de tres horas, 35 minutos y 25 segundos, a una media de 47,210 kilómetros por hora.

Estuvo enorme el cántabro: listo como pocos y potente a la hora de la verdad, en un alarde táctico y de fortaleza. Con apenas labor de equipo es capaz de sacar petróleo en terrenos difíciles, y por eso se ha apuntado la segunda etapa en la presente edición y la tercera de su palmarés. Un triunfo que le permitirá a Freire, de 30 años, afrontar con moral los Pirineos y, si sale en condiciones, optará a más días de gloria. No tuvo el español conocimiento de lo que había conseguido hasta unos minutos después, ya que McEwen entró a milímetros. "¿Seguro que he ganado yo?", preguntaba Freire cuando le dieron la buena nueva. "Pues más no se puede pedir porque era una de las últimas oportunidades", añadía ya camino del podio.

El ucraniano Sergey Honchar (T-Mobile), el héroe de Rennes, entrará en los Pirineos con el maillot amarillo dispuesto a luchar en dos jornadas de montaña. El estadounidense Floyd Landis (Phonak) lo hará en la segunda plaza como principal candidato -está a sólo un minuto en la clasificación general- y el australiano Michael Rogers (T-Mobile), tercero a 1:08. El primer español sigue siendo Carlos Sastre (CSC), decimosexto, a 2:27.

La etapa de las Landas tenía el guión marcado a fuego para una llegada al esprint, aunque la tradición dijera lo contrario, ya que de las tres veces que había llegado el Tour a Dax siempre había ganado un corredor escapado. Con la llanura por delante y un bochorno infernal, los corredores se adentraron en "La Mancha francesa", una zona donde la cota más alta no supera los 100 metros. Cualquier aventura podría costar muchos litros de sudor, aunque siempre hay voluntarios para buscar la gloria. El primero, en el kilómetro 8, fue el gigantesco debutante alemán Christian Knees (Milram), con sus 1,94 metros al servicio de sus dotes de esprinter.

A Knees se le juntaron dos veteranos franceses, Stephan Augé (Cofidis) y Walter Beneteau (Bouygues). Ninguna inquietud en un pelotón que tenía claro que antes de la montaña los esprinters no iban a regalar etapas. El retraso del grupo marcaba 7:30 minutos en el kilómetro 39, momento en que los hombres del Credit Agricole, el Quick Step y el Davitamon Lotto decidieron poner un poco de orden. La fuga se estabilizó en torno a los cnco minutos, pero en el esprint del kilómetro 128, en Saint Girons, a apenas 40 de meta, la renta estaba en 3:50, y un minuto menos a 25 de Dax. Knees, de 25 años y el más joven de los tres fugados, trató de abrir camino en solitario, sin permiso de los dos veteranos franceses que, además, se enfadaron ante la osadía del germano. No se acobardó el hombre más alto del pelotón y demarró a quince kilómetros de meta, empecinado en marcharse. Pero resultó estéril el ensayo.

El interminable tren de corredores, cargado de intereses por llegar al esprint, se salió con la suya a 3,5 kilómetros de meta, cuando pasaron como un rayo a los tres animadores del día. El Liquigas tiró hasta reventar a todos sus componentes, el Davitamon, con Steegmans, trataba de llevar a McEwen a la mejor posición y el Quick Step colocó a tres hombres al frente. Parecía que iba a llegar el día de Boonen, aún inédito, pero en el desenfreno del esprint, a 80 por hora, surgió del laberinto la camiseta naranja de Óscar Freire, remontando palmo a palmo hasta conseguir la primera plaza. De ahí fue imposible echarlo. Ni McEwen, que ya es decir. El español se encargaba de romper la tradición en Dax.

El Tour entra este miércoles en los Pirineos con la primera etapa de montaña, entre Cambo les Bains y Pau, de 190,5 kilómetros y con dos dificultades destacadas: el Col du Soudet, de categoría especial, con un ascenso de 14,7 kilómetros al 7,3% de pendiente media y el Col de Marie Blanque (primera), con 9,3 kms. al 7,7 por ciento, y situado a 42 kilómetros de meta. Llega el turno para los escaladores.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios