(Libertad Digital) Es la primera final que juega España en un Mundial, pero por la cabeza de los jugadores no pasa el ir de inexpertos y dejarse eclipsar por la lógica presión. Todo el baloncesto nacional y todo el país estarán pendientes de lo que este domingo nos traiga. Pau Gasol también. Desde el banquillo, sus 2,15 de estatura y su gran aportación no serán eficaces, pero no hay que asustarse. Hay suficiente cerebro, muñecas precisas y cuerpo bajo tablero para tirar del carro hasta la última estación del Mundobasket.
Si por algo se ha caracterizado el bloque de Pepu Hernández es por eso: por ser un verdadero conjunto. Gasol no es una estrella en la selección. Es uno más, tanto por la humildad que ha demostrado siempre como por la gran calidad de sus compañeros. Así, su gran amigo del alma, Juan Carlos Navarro, olvidará el gris partido que completó ante Argentina. José Manuel Calderón seguirá llevando la batuta como si el pívot de los Grizzlies siguiera bajo el aro. Por si todavía no fuera suficiente, el guerrero Garbajosa y el tenaz Carlos Jiménez ofrecen pocas dudas sobre si se esconderán en la cita. Bajo los aros, cobrará mayor importancia el hermanísimo de Pau: Marc, quien compartirá con Garbajosa y Felipe Reyes la pesada carga.
La plata en Los Angeles 84 es la meta a batir. Un grupo más unido que nunca tiene la gran oportunidad de pasar a la historia y sellar el mejor papel de España, un papel escrito con sudor y combate empleados en pos de la victoria. Los de Pepu se niegan a que la lesión de Gasol sea determinante, algo que no tiene por qué suceder, aunque a Grecia se le haya aflojado el nudo de la garganta tras la semifinal ante Argentina de los españoles.
El conjunto heleno es un equipo con mayúsculas. Viene de derrotar a la gran favorita, Estados Unidos, en su semifinal, y en sus filas están muchos de los mejores jugadores europeos del globo. Comandados por el gran Panagiotis Giannakis desde el banquillo, la sección de francotiradores asusta, pero no amedrenta: Vaissilis Spanulis, Dimitris Diamantidis, Nikos Hatzivretas y el gran Theodoros Papalukas. Su gran acierto desde la línea de tres, unido a su gran defensa, son los puntos fuertes del equipo.
La actual campeona de Europa es especialista en llevar la batuta de los partidos y marcar el ritmo que quiere. La aportación defensiva de Calderón, Jiménez y Garbajosa, entre otros, tiene que acabar con la visión de Spanulis, Diamantidis y Papalukas, que no suele ser titular. Tampoco están exentos de fuerza física y su orden táctico es la prolongación de su entrenador, el único en lograr el oro como entrenador y jugador.