L D (EFE) La madrugada de ese día era la primera vez que el paso fronterizo ceutí sufría un asalto de estas características, aunque en Melilla ya se habían producido varios en los meses precedentes a esta jornada.
Las escenas dramáticas de inmigrantes enganchados en la valla, las confusas noticias sobre el número de muertos en el asalto y la improvisación fueron las primeras imágenes que deparó una jornada que se ha convertido en uno de los capítulos más negros en la inmigración en los últimos tiempos.
La avalancha de inmigrantes desbordó el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), ya que el recuento final hizo que accedieran 216 subsaharianos, los cuales fueron trasladados a este recinto, después de que muchos de ellos hubiesen pasado por el hospital o los centros sanitarios para curar sus heridas.
CETI saturado
Apesar de que la altura de la valla se ha elevado a seis metros y Marruecos ha asumido una mayor vigilancia al otro lado de la frontera, lo que ha terminado con los asentamientos clandestinos de inmigrantes, Ceuta todavía sufre este fenómeno migratorio y el CETI registra en estos momentos una ocupación de 700 inmigrantes, a pesar de estar preparado para 512 plazas, lo que ha obligado a habilitar espacios comunes.
Además, en el recinto todavía viven 14 inmigrantes de los que protagonizaron hace un año el asalto masivo, entre ellos el guineano Amadou Dani, de 23 años, que dice: "sólo espero salir hacia Madrid, Valencia o Barcelona, pero no sé por qué se retrasan tanto mis papeles".
La dificultad para acceder por la frontera terrestre ha motivado que los inmigrantes busquen ahora entrar en Ceuta por la vía marítima y que este verano hayan conseguido acceder más de 250 inmigrantes asiáticos en pateras o motos acuáticas.