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DISCURSO ÍNTEGRO DE TERESA JIMÉNEZ BECERRIL

La hermana de Alberto Jiménez Becerill, el concejal del PP asesinado junto a su esposa por ETA, fue la encargada de leer uno de los discursos más emotivos con los que se cerró la multitudinaria manifestacdión de la AVT este domingo en la capital hispalense. Teresa reprochó las ausencias del alcalde de Sevilla y del presidente de la Junta, socialistas los dos, y el primero, además, presidente de la Fundación Alberto Jiménez Becerril. Por su interés, reproducimos íntegramente sus palabras:

La hermana de Alberto Jiménez Becerill, el concejal del PP asesinado junto a su esposa por ETA, fue la encargada de leer uno de los discursos más emotivos con los que se cerró la multitudinaria manifestacdión de la AVT este domingo en la capital hispalense. Teresa reprochó las ausencias del alcalde de Sevilla y del presidente de la Junta, socialistas los dos, y el primero, además, presidente de la Fundación Alberto Jiménez Becerril. Por su interés, reproducimos íntegramente sus palabras:
"Viendo a todas estas personas que están hoy aquí en Sevilla, apoyando a las víctimas del terrorismo, no puedo evitar el sentirme orgullosa de mi tierra, donde a los terroristas se les llama asesinos, y donde cualquier español puede vivir sin miedo.
 
Voy a intentar hablar bajito para no molestar a nadie. No vaya luego a escucharme cualquier escritor famoso y me diga que no sé pensar sino chillar. Ojalá no pensara en que ETA asesinó a mi hermano y a su mujer hace 8 años, aquí, en Sevilla. Pero pienso, y no tengo más remedio que gritarles “ASESINOS” aunque al Sr. Gala no le guste recordarlo.
 
Mi hermano, Alberto Jiménez Becerril, fue teniente de alcalde de esta ciudad, a la que dedicó su vida y donde él y su mujer trabajaron, disfrutaron y criaron a sus hijos hasta que la banda terrorista ETA decidió que ya no los iban a criar más. Desde entonces, viven con mi madre, pido desde aquí un fuerte aplauso de apoyo para ella.
 
Yo no estoy aquí hablando sólo en mi nombre, sino en el de tantas víctimas de ETA, de tantos jóvenes andaluces que murieron en el País Vasco y a los que querría hoy devolver la memoria que en su día le negaron. Pero aunque yo hablase sólo en mi nombre, mi testimonio valdría por si solo.
 
Que una banda terrorista haya asesinado a dos personas y haya dejado sin padres a tres niños, sería motivo suficiente para darle con la puerta en las narices a cualquiera que venga en su nombre. Eso sería lo justo. Sin embargo, hemos visto como la puerta se abría de par en par y los voceros de ETA eran recibidos por los representantes del señor Zapatero, con sonrisas y apretones de mano. Lo siguiente será ver de nuevo a Otegi y a Patxi López, que se pasean por el Parlamento Europeo, como buenos amigos, intentando vender una paz que aquí en España no se vende. Buenos españoles, estos socialistas que van a Europa a criticar a las víctimas y a pedir solidaridad para los terroristas.
 
Yo acabo de llegar del Parlamento Europeo, donde he ido a contar el daño que ETA nos causó y el porqué no es moral negociar con quien ni se arrepiente, ni deja las armas. No se imaginan lo triste que puede llegar a ser ir mendigando a un diputado inglés, a un belga y a una irlandesa un poco de comprensión, sabiendo que al final, seguramente, darán su apoyo a este “vergonzoso proceso de paz”. Si Europa no sabe distinguir entre un terrorista y un hombre como Alberto, que murió por ser español y por ser libre, entonces yo no me considero europea. O al menos no de esa Europa que antepone los intereses políticos a los derechos humanos.
 
Ningún parlamentario socialista europeo, excepto Rosa Díez, que nada contra corriente, estuvo en el Parlamento Europeo viendo la exposición de las víctimas del terrorismo. ¿Por qué no vinieron a ver las fotos que mostraban el cadáver de Miguel Ángel Blanco, o a Rosa María Alcaraz que llora a sus hijas muertas, o a Ortega Lara que sale del zulo donde estuvo casi dos años. Yo os diré el porqué. Porque no tienen valor de venir donde estamos las víctimas, porque somos la memoria viva de los horrores cometidos por aquellos con los que ahora quieren negociar con la bendición de la Europa democrática.
 
No sé si el alcalde de Sevilla y el presidente de la Junta de Andalucía han sido más valientes que sus colegas europeos y están hoy aquí, entre nosotros. Aunque no sería coherente que abracen a mi madre en público y la traicionen por la espalda. Si estos señores no están aquí, mañana no saldrán en la foto y Zapatero se lo agradecerá. Pero habrán perdido una buena oportunidad para que yo, víctima del terrorismo, sevillana y andaluza, les diera las gracias en nombre de mi hermano, de su mujer y de tantos otros.
 
No quiero despedirme sin agradecer a mis sobrinos el estar hoy aquí, en medio de vosotros. No les veo, pero mientras he hablado les he tenido en mi corazón. Sé lo duro que tiene que ser esto y quiero decirles que estoy orgullosa de ellos y que espero que el día de mañana tengan un presidente del Gobierno en el que puedan confiar ya que el que tienen hoy sigue intentando convencerlos de que los disparos al aire son un buen comienzo para dialogar. Mis sobrinos son niños Sr. Zapatero, pero no son tontos".
 
 

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