L D (Europa Press) Sevilla recalcó que con esta norma el Gobierno busca “dar transparencia” a la vida política. En declaraciones a Antena 3 recogidas por Europa Press, apuntó que este Código “no evita todos los riesgos, pero lo hace más difícil para aquél que quiera acercarse a la política con fines que no sean los correctos”. El ministro quiso dejar claro, ante todo, que la "inmensa mayoría de los altos cargos es gente honesta", pero que al mismo tiempo "hay que serlo y hay que parecerlo", porque "hay cosas que no son ilegales, pero son incorrectas y eso hay que especificarlo".
Preguntado por el endurecimiento de las incompatibilidades, el titular del MAP recordó que en este momento ya hay tratamiento de este campo pero que "no siempre se ha podido hacer que se cumpliera", objetivo que pretende cubrir el Código. "Es muy feo, precisó, que estés en el gobierno tomando decisiones sobre un sector, y luego te contrate una empresa de ese sector. Aunque no haya nada ilegal, no da la sensación de que esté garantizada esa imparcialidad que exigen los ciudadanos".
Sevilla se mostró convencido de que este Código Ético (que aún es sólo un informe, del que debe hacerse un proyecto de ley) saldrá con apoyo de una gran parte del Parlamento
y de que además, aunque esta norma obliga de momento a los altos cargos de la Administración central, el "efecto imitación" se extenderá y hará que las comunidades autónomas también se "apunten".
"Somos conscientes de que no vamos a resolver todos los problemas de riesgo de corrupción, pero esto es un paso necesario, para que poco a poco vayamos haciendo que los sinvergüenzas lo tengan un poco mas difícil, poniendo más trabas y más capacidad de control y de sanción. La inmensa mayoría de los políticos son honestos pero creo que los ciudadanos además de saberlo, quieren comprobarlo", concluyó.
Sevilla: “Me siento razonablemente valenciano”
Cuando le preguntaron acerca del conflicto del memorando español para el Reglamento Lingüístico de la Unión Europea, Sevilla dejó claro que a los valencianos “no nos suele gustar que vengan de fuera a decirnos cómo se llama nuestra lengua”. Además dijo sentirse “razonablemente valenciano”, por ser “valenciano y español”. “Yo hablo valenciano, en mi casa hemos hablado valenciano siempre, y es lo que la Academia Valenciana dice que forma parte del mismo espacio lingüístico que el catalán”, subrayó. Por ello, se mostró convencido de que la dicotomía catalán-valenciano es un “problema creado desde la política”.