(Libertad Digital) Según el diario ABC, el analista político Ahmed Rashid se entrevistó hace días en Kabul con dirigentes militares de EEUU y la OTAN, y pudo constatar el "elevado grado de cansancio y desconcierto" por el rumbo de la campaña militar occidental en Afganistán. "La impresión que saqué -comenta a ABC- es que todos están hartos por la falta de resultados en la campaña y por la división interna de la OTAN".
Según el rotativo de Vocento, la OTAN solicitó con urgencia hace semanas más soldados para reemplazar a los estadounidenses y reforzar las actuales operaciones en el sur, pero "hasta hoy sólo ha encontrado renuencia en la mayor parte de las capitales aliadas". "¿Por qué se van las tropas de Estados Unidos de las zonas más conflictivas del país?", dice ABC. La respuesta apunta, según Rashid, a la presión interna. La Administración Bush es ahora más sensible a la situación bélica en Irak, donde prosigue la sangría de bajas, y necesita "derivar tropas de Afganistán" para enviarlas a Bagdad y sus alrededores.
"El operativo de reemplazo de los norteamericanos por las fuerzas de la OTAN está produciendo una sensación de vacío en varias regiones, que los talibanes aprovechan gracias a su mayor conocimiento del terreno", dice el rotativo. Ahmed Rashid apunta otra razón de torpe estrategia política por parte de Washington. "Durante años, la obsesión de EEUU-y la presión consecuente sobre el régimen aliado del general Musharraf se ha centrado en las regiones del noroeste de Pakistán. En concreto, en las llamadas áreas tribales, donde se sospecha que se esconden Osama bin Laden y sus principales secuaces", dice. Islamabad se plegó a esa presión enviando 80.000 soldados a la zona para perseguir a Al Qaida, mientras los terroristas talibanes se hacían fuertes en el suroeste de Pakistán, en la provincia de Baluchistán, donde manda desde el 2002, con la ayuda indirecta de Musharraf, una alianza de partidos religiosos paquistaníes.
ABC apunta que "la actual ofensiva de los talibanes afganos en el sur del país, que ha desconcertado por su fortaleza y audacia a los propios comandantes de la OTAN, no puede entenderse, según Rashid, sin la cooperación de Pakistán". "Los talibanes tienen sus cuarteles generales en Baluchistán, en la ciudad de Quetta, y mantienen una presencia más oculta pero muy activa más al norte, en Peshawar, capital de la Provincia del Noroeste. Reciben ingresos de la droga -que conoce una explosión nunca vista en el pasado-, de las fundaciones islamistas del Golfo, en particular de origen saudí, y de miles de madrasas (escuelas coránicas) radicales paquistaníes. Todo ello se ha gestado mientras la CIA y las tropas de Islamabad perseguían a los cuadros de Al Qaida más al norte, con resultados muy modestos", dice el rotativo. El resultado de esta burda estrategia norteamericana ha sido la creación de una situación en todo el área "muy frágil e imprevisible".
Ahmed Rashid es implacable con el general Musharraf. Su política de cesión ante los integristas "ha convertido las Áreas Tribales en el primer Estado de Pakistán regido por la Sharía". La consecuencia de la decisión de retirar el Ejército ha envalentonado a los terroristas más radicales de la etnia pashtún de todo el oeste. "Cuarenta o cincuenta millones de patanes pueden volverse talibanes si el MMA vuelve a ganar en el 2007 las elecciones en esa región", dice Rashid.