LD (Agencias) En su discurso a la nación para detallar su nuevo plan para la pacificación y democratización de Irak, el presidente de EEUU, George Bush, reconoció, por primera vez, que debió haber mandado más tropas a Irak para combatir a los grupos terroristas que buscan afianzarse en el país árabe tras la caída de la dictadura de Sadam Hyusein. En su nueva estrategia, el mandatario anunció el envío de 21.5600 soldados adicionales que se desplegarán en Bagdad y en la provincia de Al-Anbar, considerada el principal refugio de la red Al-Qaeda.
Durante su intervención de veinticinco minutos retransmitido en horario estelar por las principales cadenas de televisión, Bush comenzó reconociendo que se han cometido errores en Irak y que en los últimos meses no se han registrado avances. La violencia en Irak, dijo, "ha dejado en nada los avances políticos" en ese país y que la estrategia de los grupos terroristas con Al-Qaeda a la cabeza, de instigar un conflicto sectario con ataques contra los chiíes "ha funcionado". La actual situación en el país, lamentó, "es inaceptable para los estadounidenses y es inaceptable para mí".
Atacar a Al-Qaeda
El presidente admitió que su país ha cometido errores en Irak y aseguró que en esos casos "la responsabilidad es mía". Con ese preámbulo, Bush pasó a explicar el cambio en la estrategia en Irak. Anunció el envío de 21.500 soldados, la mayoría a Bagdad. Su misión será "ayudar a los iraquíes a despejar y garantizar la seguridad de los barrios". En el pasado, EEUU ha lanzado campañas en la capital, pero fracasaron, según
Reconoció el mandatario, porque "no hubo suficientes tropas, ni iraquíes ni estadounidenses, para proteger los barrios que habían quedado despejados de terroristas e insurgentes". Hasta ahora, el presidente siempre había mantenido que el nivel de efectivos en el país era suficiente.
Además, cuatro mil soldados del contingente adicional serán destinados a la provincia occidental de Al-Anbar, que Washington considera el reducto principal de la red Al-Qaeda en el país.
Responsabilidades de Al-Maliki
Lo que Bush no dijo en el discurso es cuánto tiempo se quedarán los refuerzos en Irak, que se añaden a los 132.000 militares actualmente en el país. Afirmó que "el compromiso de EEUU no es indefinido. Si el Gobierno iraquí no cumple sus promesas, perderá el apoyo del pueblo estadounidense". Según el presidente, el primer ministro de Irak, el chií Nuri al-Maliki, ha prometido que autorizará a las fuerzas estadounidenses e iraquíes para actuar contra la violencia sectaria. También se ha comprometido a revisar la ley que impide detentar cargos públicos a miembros del desaparecido partido Baaz, de Sadam Husein, que fue decretada por el propio Gobierno provisional de EEUU tras la caída de la dictadura.
Bush señaló que el Gobierno iraquí pretende asumir la responsabilidad de la seguridad en todas las provincias en noviembre. Actualmente sólo la tiene en tres. Enseguida, dijo que el aumento de las tropas puede romper el ciclo de violencia, pero advirtió de que no pondrá un fin "inmediato" a los ataques. Advirtió que "incluso si nuestra nueva estrategia funciona exactamente como hemos planeado, los actos letales de violencia continuarán y debemos esperar más bajas iraquíes y estadounidenses".
El presidente dijo que analizó con calma la propuesta de retirar de forma gradual las tropas, como han pedido los demócratas, pero concluyó que hacerlo en este momento "ocasionaría el colapso del Gobierno iraquí, desintegraría el país y resultaría en asesinatos masivos de una escala inimaginable".
Contra Irán y Siria
En su discurso, el presidente también apuntó el dedo a Irán y Siria, que dijo que permiten a los terroristas usar su territorio para entrar y salir de Irak. Además, Bush afirmó que el régimen de Teherán respalda a algunos "escuadrones de la muerte" chiíes y provee de material militar que se usa contra las tropas de EEUU. "Interrumpiremos el flujo de apoyo de Irán y Siria", prometió.