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Aplazada la reforma del Estatuto gallego por la falta de acuerdo en la definición de Galicia como nación

La maratoniana reunión de más de seis horas que han mantenido los líderes de los tres partidos gallegos concluyó sin un acuerdo sobre el nuevo Estatuto de la región. Núñez Feijóo llegó a la reunión con una propuesta con cesiones muy significativas que en el punto más conflictivo de la definición de Galicia proponía hablar del "sentimiento nacional de Galicia" e, incluso, una mención remarcando el papel del nacionalismo. Sin embargo, no fue suficiente para el presidente de la Xunta, el socialista Pérez Touriño, y el vicepresidente, el nacionalista Quintana, que achacaron a la "crispación de Madrid" que no se llegase a un acuerdo. La reforma que aplazada, por lo menos, hasta después de las elecciones municipales.

La maratoniana reunión de más de seis horas que han mantenido los líderes de los tres partidos gallegos concluyó sin un acuerdo sobre el nuevo Estatuto de la región. Núñez Feijóo llegó a la reunión con una propuesta con cesiones muy significativas que en el punto más conflictivo de la definición de Galicia proponía hablar del "sentimiento nacional de Galicia" e, incluso, una mención remarcando el papel del nacionalismo. Sin embargo, no fue suficiente para el presidente de la Xunta, el socialista Pérez Touriño, y el vicepresidente, el nacionalista Quintana, que achacaron a la "crispación de Madrid" que no se llegase a un acuerdo. La reforma que aplazada, por lo menos, hasta después de las elecciones municipales.
L D (Agencias) La cesión del PP gallego, hasta el extremo,  para acomodar su propuesta a los mitos nacionalistas que exigen BNG y PSOE no ha bastado para que la reunión que han mantenido los líderes de los tres partidos gallegos en la residencia oficial del presidente Pérez Touriño finalizase con un acuerdo definitivo sobre el nuevo texto estatutario. Touriño, Quintana y Feijoo estuvieron más de seis horas intercambiando propuestas pero salieron de la reunión con las mismas divergencias con las que entraron y el único consenso logrado fue aplazar la reforma.
 
Touriño y Feijóo ya habían acordado en la reunión que mantuvieron el pasado 15 de noviembre que, si no se alcanzaba el consenso necesario, la reforma estatutaria quedaría aplazada hasta después de las elecciones municipales de mayo, por lo que probablemente no se abordará antes de la próxima legislatura. 
 
Antes de la reunión, la definición identitaria de Galicia, el estatus jurídico de la lengua gallega y la financiación autonómica eran los tres puntos sobre los que existían más divergencias entre los partidos políticos, ya que no se llegó a un acuerdo en el seno de la ponencia creada en el Parlamento gallego para consensuar un texto. Tampoco había acuerdo sobre el listón de diputados necesario para reformar la Ley de Elecciones al Parlamento de Galicia; el catálogo de competencias exclusivas de Galicia, como la atribución sobre las aguas territoriales hasta doce millas mar adentro que pide el BNG, entre otros puntos de menor envergadura.
 
Nadie podrá decir que el PP no tenía voluntad de llegar a un acuerdo. En el tema más conflictivo, que es definir, en el preámbulo, a Galicia como una nación, exigencia del nacionalismo, muy minoritario en Galicia y que sorprendentemente el PSOE asumió como propia; el PP llevó una propuesta amoldada a las pretensiones nacionalistas, en la que se incluía el "sentimiento nacional de Galicia" acompañado de un reconocimiento al papel desempeñado por el nacionalismo. El PP también transigió en materia idiomática aceptando la igualdad jurídica del gallego con el español.
 
Tras la reunión, Núñez Feijóo, dijo que su formación "no da por concluido el proceso" para reformar el Estatuto de Autonomía en un futuro, pese al fracaso de las negociaciones de hoy entre los tres partidos políticos, y defendió como la fórmula que "une a todos", el reconocimiento del "sentimiento nacional" de Galicia en el preámbulo del texto. Feijóo expuso que los populares abogaron por recoger el "sentimiento nacional de Galicia", una fórmula con la que intentaron "compaginar el nacionalismo y galleguismo dentro de la Constitución", aunque rechazó el término nación que reclamaba el BNG.
 
Así, indicó que la propuesta de preámbulo del PPdeG se trata "claramente de un reconocimiento a la identidad propia de Galicia". Asimismo subrayó que es un preámbulo que "rezuma galleguismo por todos los costados" y ofrece "guiños a los nacionalistas de forma clara y valiente" –pese a ser un grupo absolutamente minoritario en la sociedad gallega– al reconocerlos por primera vez en el texto estatutario, hasta el punto que es la propuesta de los populares gallegos es la "más ambiciosa que se hizo en ninguna comunidad del Estado, salvo Cataluña".
 
Feijóo reconoció que ni siquiera pusieron como requisito que en el texto constase la "unidad indisoluble del Estado español", como sucedió en el caso andaluz. En cuanto al reconocimiento al sentimiento nacional, matizó que el PPdeG "no reconoce un Estado plurinacional", aunque sí aboga en el texto por recordar que los nacionalistas y la tradición galleguista han planteado esa cuestión. "Si creyéramos que España es un Estado plurinacional cambiaríamos el carné y nos haríamos del BNG", enfatizó.  Preguntado sobre si la dirección del PP en el ámbito nacional conocía el planteamiento de los populares gallegos, simplemente afirmó que "más o menos". Al respecto, consultado de nuevo sobre si Génova conocía el contenido "más" o "menos", se limitó a responder que "en su punto".
 
Feijoo explicó que los "flecos" que imposibilitaron la consecución de un nuevo estatuto tuvieron que ver con la lengua, la financiación, la Ley Electoral y el preámbulo. En la cuestión de la lengua abogó por "dejar el Estatuto como está" o "alcanzar la igualdad plena entre el gallego y castellano en el ámbito de la Constitución". Por último lamentó que la propuesta efectuada por el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, fuese prácticamente la misma que la que aparece en el pacto de Estatuto que tiene con el BNG, ya que consideró que "lo único" que hizo fue eliminar el adjetivo de Breogán al término nación.
 
El primero en comparecer fue el líder del BNG que dijo que "lo intentamos pero no pudo ser. No tenemos acuerdo", que no obstante sostuvo que a su juicio este era "el momento político" para revisar el marco estatutario, por lo que se comprometió a "no cejar en el empeño" de alcanzar los consensos políticos necesarios para conseguir este objetivo en el futuro. Quintana que ha mostrado una actitud contumaz en lo que se refiere la exigencia de que el estatuto defina como nación a la región gallega, culpó de fracaso, como es habitual en los nacionalistas a Madrí por la "crispación" que, según él, origina en la política española. Argumento parecido fue utilizado por Pérez Touriño, el último en comparecer, que lamentó que no fuera posible llegar a un acuerdo sobre esta reforma. Pérez Touriño alabó "el trabajo y la mejor voluntad" de Quintana y de Núñez Feijóo para intentar lograr el acuerdo "que Galicia necesita". Además, destacó que en la reunión se habían producido avances "de formas significativas" en los temas que fueron objeto de negociación.
 

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