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"¡ARRIBA DE ELLOS, BICHILLO!", por Víctor Gago

(Libertad Digital - Víctor Gago) Un panal de encomios a la “ciudadanía” borbotea en el repostero verbo de la campaña de Juan Fernando López Aguilar a la Presidencia de Canarias, invitado este miércoles a los Desayunos Informativos de Europa Press, en un hotel de Madrid..
 
La “ciudadanía” de cien en cien, como en el Aló, presidente que le preparó Milá a Zapatero, o de bloque en bloque, como el de todos contra el PP, es el único sujeto que cuenta para la aristocracia socialista. Una “ciudadanía” madura y sensata, a condición de que interprete la ingeniería del poder como una máquina feliz.
 
Lo otro, dos millones de personas en la calle contra las cesiones a ETA, el ofertorio a las víctimas improvisado en plazas y parterres, la muchedumbre en Navarra contra la anexión, las encuestas que no hace Josefina Elías [la asesora de Zapatero que dirige el Instituto Opina] para El País, la palpable indignación contra el embuste permanente, es “ruido”, “turbiedad”, “artificios”. De la “turbia” no ciudadanía, forman parte también Rosa Díez, Mikel Buesa, Fernando Savater, Teresa Jiménez Becerril, Toñi Santiago, Francisco José Alcaraz o Antonio Aguirre, el miembro del Foro de Ermua cuya agresión por un cargo público del PNV se niega a condenar el Gobierno y tampoco ha merecido el más mínimo comentario del ex ministro de Justicia.
 
Su dictamen ha sido que “la ciudadanía no se va a dejar enturbiar por el ruido generado por estos episodios artificialmente omnipresentes (refiriéndose a la excarcelación de De Juana y a la absolución de Otegi). Éste es un país que respira, que crece, que no está amargado con un miserable etarra como De Juana, ni está fagocitado por un monotema”.
 
Las preguntas del encuentro periodístico derivaron, desde una cortesía apresurada con su discurso de candidato autonómico hasta la agenda nacional, por si se conseguía que López Aguilar hablase con más soltura, ahora que ya no es ministro.
 
José Blanco, responsable del destino forzoso de López Aguilar en Canarias, cumplió con la primera parte, pero ni un segundo más, y cuando el candidato aún recogía una salva bostezante de aplausos por su verborrea electoral, el número dos del PSOE salió a la francesa, es decir, haciéndose el sueco. Más aguante tuvieron el sucesor de López Aguilar en el Ministerio, Mariano Fernández  Bermejo, y el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a cuyo criterio se remitió el hoy candidato en Canarias cuando se le preguntó por el señuelo registrado por Batasuna-ETA como nuevo partido político.
 
“Este es un país de leyes”, dijo López Aguilar, “y el Gobierno las hace cumplir. El presidente Zapatero promovió en su día expedientes de ilegalización a través de un procedimiento reglado. El curso de ruta está claramente fijado. Me atengo a lo que han comunicado en las últimas veinticuatro horas los ministros del Interior y de Justicia, que anoche fue ratificado por el presidente, en una comparecencia televisiva ante la ciudadanía”.
 
Cualquier expectativa de carnaza periodística se desvaneció de inmediato. Juan Fernando López Aguilar sigue hablando como un ministro. Quizá por eso se le ve tan impaciente con la agenda canaria.
 
"Una ciudadanía desanimada con la calidad democrática"
 
Cuando mira a la “ciudadanía” isleña, el candidato socialista ve un “desánimo creciente con la calidad de las reglas del juego, un estado muy preocupante que estoy obligado a que no sea irreversible”.
 
Uno de los objetivos de su programa es regenerar “el buen gobierno”, hoy cautivo de “las tramas o de las mallas de carácter clientelar” que asocian gobiernos y lobbies empresariales. ¿Pensaba López en las conexiones de su partido?
 
En la mesa más próxima a la tribuna desde la que hablaba, le vigilaban dos empresarios locales que figuran en todas las componendas con la política local, desde hace veinte años. Uno es el editor de prensa Juan Francisco García González (Canarias7) y el otro el hotelero, constructor y presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas, Ángel Luis Tadeo. Habían viajado desde Canarias para escuchar al candidato del PSOE y, sobre todo, para ser vistos por este, en primera fila.
 
Como tantos otros que han erigido sus negocios en transacciones con el poder de todos los partidos políticos, olfatean un cambio de ciclo en el Gobierno regional. ¿El final de Coalición Canaria, con la que tan buenos negocios han hecho estos y otros empresarios? López Aguilar necesitará una mayoría absoluta [o “resonante”, como la llamó el candidato socialista, su epíteto más festejado en una sesión de excesos barrocos, en la que cada sustantivo ha sido devorado por una jauría de adjetivos hambrientos de admiración] para presidir canarias, o de lo contrario, probablemente tenga que conformarse con una cartera de consejero en un gobierno presidido por Paulino Rivero (CC), si quiere ofrecer un pírrico saldo a Rodríguez Zapatero tras el próximo 27 de mayo.
 
El PSOE ha sido especialmente activo en las conexiones político-empresariales, desde los Ayuntamientos turísticos del sur de Tenerife y de Gran Canaria donde gobierna, filones de oportunidades urbanísticas para la Administración más intervencionista de Europa.
 
La visión de los dos potentados locales vigilando al candidato socialista subtitula con elocuencia el farragoso monólogo regeneracionista de López Aguilar. Arropados en la mesa por Fernando Fernández Tapias, la presencia del editor y del hotelero tiene algo de deja vu cinematográfico. Hay un juego así con el miedo en una escena de El Padrino, ésa en la que un testigo protegido que iba a declarar contra la mafia cambia de idea al ver entrar en la sala a un pariente muy querido escoltado por dos sicarios.
 
López Aguilar no ha cambiado de discurso, de momento: “Creo que son muchos los empresarios que tienen derecho a confiar en un gobierno que no le pida a nadie que enseñe la patita por debajo de la puerta”. Sus dos poderosos fans de la primera fila, extraños escoltas del merodeo y la influencia en un encuentro periodístico, le aplaudieron a rabiar. Ni ellos mismo lo hubiesen dicho mejor.
 
El candidato del PSOE anunció otros dos objetivos de su programa. Uno es la “recuperación de la política autonómica para la ciudadanía”, en el que cabe una “razonable revisión” del proyecto de Estatuto, que a López Aguilar no le gusta en el capítulo de competencias y cree que debe ser corregido “con serenidad” a su paso por las Cortes. Significativa enmienda, habida cuenta de que el proyecto fue impulsado desde Canarias con el pleno respaldo del PSC.
 
El último objetivo de su programa es una espumosa “expresión en positivo de la identidad canaria”. Un pintoresco senador canario del PSOE, Arcadio Díaz Tejera,  ex  militante independentista al que su partido ha apartado manu militari de la carrera por la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria para colocar a Jerónimo Saavedra, debió sentirse autorizado por este compromiso con “la identidad”, y no pudo reprimirse al tomar el micrófono para ensalzar al candidato: “¡Arriba de ellos, bichillo!”, le arengó, según un viejo grito de guerra, muy popular entre la tribu nacionalista de Canarias. López Aguilar no sabía si reir o llorar.
 
La anécdota, en todo caso, es ilustrativa de la peculiar relación de amor-odio del ex ministro con la federación regional de su partido. Un tormento parecido al que arrastra, y mal disimula, como candidato.

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