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Nadal vuelve a bajar de la nube a Federer para adjudicarse su tercer Masters Series de Montecarlo consecutivo

El polvo de ladrillo de Montecarlo ha sido talismán por tercer año consecutivo para Rafael Nadal, quien ha sumado su decimocuarta victoria consecutiva en la final de un torneo sobre tierra batida. El manacorí es el único que tiene la llave para ganar a Roger Federer (por un doble 6-4 en una hora y 35 minutos), que se topa con el español una y otra vez sobre esta superficie y pocas veces consigue ganarle -balance de siete a tres en sus enfrentamientos-. Ya son 67 partidos ganados seguidos sobre tierra los de Nadal, quien además acumula 19 títulos en su palmarés con tan sólo 20 años.

El polvo de ladrillo de Montecarlo ha sido talismán por tercer año consecutivo para Rafael Nadal, quien ha sumado su decimocuarta victoria consecutiva en la final de un torneo sobre tierra batida. El manacorí es el único que tiene la llave para ganar a Roger Federer (por un doble 6-4 en una hora y 35 minutos), que se topa con el español una y otra vez sobre esta superficie y pocas veces consigue ganarle -balance de siete a tres en sus enfrentamientos-. Ya son 67 partidos ganados seguidos sobre tierra los de Nadal, quien además acumula 19 títulos en su palmarés con tan sólo 20 años.
L D (EFE) Nadal desquició de nuevo a Federer con su seguridad en su elemento natural, la tierra batida. El suizo tuvo sus opciones en el primer set, donde dispuso de tres puntos de rotura con 4-3 que fueron vitales. Pero salvados estos, el duelo cambió y Roger se hundió paulatinamente. Eso sí, salvó dos bolas de partido pero acabó cediendo, de nuevo, en algo más de una hora y media. Al final, después de un año, mismas caras, y mismo campeón: Nadal, que se mantiene invicto en tierra batida desde el 8 de abril de 2005 (cuartos de final de Valencia ante el ruso Igor Andreev) y un ganador que tras el triunfo en el Masters Series de Indian Wells, casi tiene asegurada ya su participación en la Copa Masters de Shangai.

La 67 victoria consecutiva de Nadal sobre arcilla se daba en las condiciones más favorables para que Federer cortase esta racha galáctica. Llegaba al último escollo, como Rafa, sin ceder un set, ganando a especialistas como los españoles David Ferrer y Juan Carlos Ferrero, y reconociendo públicamente que era su mejor momento en tierra.

El suizo había preparado este torneo a conciencia, entrenándose en estas pistas desde el viernes 13 de abril porque su objetivo este año es ganar Roland Garros, el único 'grande' que le falta, y el torneo monegasco es el primer peldaño para ello. Además, la ausencia de viento y la buena temperatura hacían que las bolas volasen, más condiciones a su favor, añadidas a que la final este año era al mejor de tres sets, y no a cinco como el año pasado cuando perdió con Rafa en cuatro mangas. Pero Nadal es su 'bestia negra' en tierra. El español le ha ganado ya cinco veces en esta superficie y dos más en pista dura. Tan solo la hierba se le resiste, aunque ya en la final de Wimbledon del año pasado Federer perdió el único set del torneo precisamente en la final contra el español. Y si en aquella ocasión su rostro reflejó cierto temor, esta vez su cara expresó el mismo sentimiento cuando comprobó que la magia de sus golpes no es suficiente ante la fuerza de Rafa, sus mejores deslizamientos y su poder de concentración.

Las razones por las que Nadal se le atraganta a Federer, o por qué el español sabe jugarle tan bien, son múltiples. El de Manacor le obliga a un golpe más, le abre ángulos para que se estire y no golpee con comodidad, le inquieta al resto y tiene una fuerza mental superior a sus adversarios. El resultado es desesperante para el de Basilea. En el Montecarlo Country Club, Nadal le incordió en exceso, extenuándole en intercambios agotadores, obligándole a jugar saque-volea como si fuera el All England Tennis Club, destrozándole mentalmente, hasta protestar inocentemente al juez de silla, el brasileño Carlos Bernardes, a cometer cuatro dobles faltas y lograr un pírrico 55 por ciento de acierto con el primer saque. Y todo ello le pasó factura a Federer, que se vio impotente de nuevo, como todo su banquillo, con el entrenador Toni Roche al frente y su novia Mirka Vavrinek al lado.

A Nadal le preocupaba su primer saque porque en su partido contra el checo Tomas Berdych solo llegó a un 48 por ciento. En esta ocasión alcanzó un 79 por ciento que le lanzó a jugar con mayor comodidad, sin cederlo una sola vez, y a dominar con su derecha. Pero a Federer le hundieron sus propios errores, la precipitación y la angustia por quitarse una espina que cada vez profundiza mas en su historial.

"Roger había empezado muy fuerte, como ha hecho en todos sus partidos", decía Nadal a TVE, "pero he aguantado el tirón porque yo tenía que lograr la estabilidad en el juego, y esperar que cometiese errores seguidos. He hecho un partido bastante estable", resumía el triple campeón de Montecarlo. "Con 4-4 ha jugado un juego muy mal y prácticamente me ha dado el set", continuaba Nadal. "Le he visto luego un poco mas descentrado, y en el segundo, he tenido muchas más oportunidades y él ha sufrido. Creía que iba a ser un partido bastante abierto, porque los dos veníamos sin ceder un solo set, pero....", añadía. Federer volvió a recoger la bandeja de plata de subcampeón y admitir su derrota. "Te felicito Rafa, estoy contento por ti. Lo que estás consiguiendo en tierra es impresionante, yo solo puedo intentarlo de nuevo en Roma, Hamburgo y, por supuesto, Roland Garros", decía el suizo.

Nadal se ganó aún más público al obsequiarle dos regalos. "Este es mi torneo favorito y ganar y hacerlo ante Roger, el mejor jugador de toda la historia, es mucho mejor", decía, para luego lanzar una dura puya a la ATP. "Espero que los jefes de la ATP rectifiquen y este torneo se mantenga como Masters Series", sentenció Nadal.

Ahora su objetivo es Barcelona, su segunda defensa en tierra este año. A partir de este lunes, Nadal espera convertirse en el primer jugador desde el sueco Mats Wilander (198-1983-1984) que gana tres años seguidos en el Conde de Godó.

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