Menú

DISCURSO ÍNTEGRO DE AZNAR

A continuación, se reproducen las palabras pronunciadas por Aznar durante la presentación del libro de Jaime Mayor Oreja:

Tengo el gusto y el honor de participar en la presentación de un libro que se empieza a aprovechar desde el título. Digo “aprovechar” y podría haber dicho “disfrutar” que también sería exacto.
 
Pero estamos en tiempos en los que se precisan grandes dosis de buena pedagogía política, de historia no traicionada por la memoria sectaria. Se necesitan testimonios de coherencia y aportaciones de los que alo largo de su trayectoria han dignificado el ejercicio de responsabilidades públicas. Se requieren modelos de conducta y de actitudes comprometidas con los valores básicos que dan vida a una sociedad democrática. Y se precisan también afirmaciones de principio. Y yo estoy de acuerdo: España es una gran nación.
 
 
Y por eso insisto en cuanto tiene de provechoso esta gran obra de pedagogía de la libertad. Si hace unas semanas hubiera sido un trabajo útil, hoy en las actuales circunstancias, constituye un testimonio y una reflexión imprescindibles.
 
La contribución de dos personas apasionadas por el significado profundo de la política, se plasma en lo mucho y bueno que hay en este libro. Lo debemos  a una conversación larga y fructífera entre César Alonso de los Ríos y Jaime Mayor Oreja que juntos hacen una buena suma de inteligencia, de genuino patriotismo y de esa decisión libérrima de decir la verdad en que creen.
 
Como ustedes sabrán, yo no he sido Ministro del Interior. He sido Presidente del Gobierno y, por ello, he compartido con Jaime Mayor y con Mariano Rajoy la tarea de promover la derrota del terrorismo de ETA. Este objetivo constituyó, sin reserva alguna por nuestra parte, el foco que atrajo nuestras mayores energías, a él dedicamos nuestra profunda convicción en la fuerza de la libertad y de su garantía, el Estado de Derecho, y en esa tarea, respondimos eficazmente al desafío de los pistoleros, de sus cómplices, de sus propagandistas, de todo ese entramado criminal que sigue proponiéndose ahogar la libertad, la de todos.
 
La política adquiere su carga más onerosa de responsabilidad cuando se trata de velar por  la libertad y la seguridad de los ciudadanos; en esos momentos se pone a prueba la solidez del Estado, la fuerza de la ley, y el temple de las personas. Pues bien, aquí somos al menos dos los testigos directos que podemos dar fe de las cualidades que Jaime Mayor desplegó para hacer frente a una durísima etapa en su gestión como Ministro del Interior en la que ETA ni pudo doblegar la voluntad del Gobierno con su campaña de asesinatos sistemáticos de concejales del Partido Popular ni pudo dinamitar la legalidad constitucional y estatutaria desde el frente nacionalista del pacto de Estella.
 
Jaime Mayor no sólo fue la cabeza del Ministerio de Interior sino el colaborador y el amigo en el que siempre encontré un criterio útil, razonado, y sincero cuando se lo pedí para adoptar las decisiones que como Presidente del Gobierno era mi responsabilidad adoptar.
 
Hicimos lo que teníamos que hacer cuando ETA mataba y cuando ETA quiso cobrar su precio político por decir que dejaba de matar.
 
Dijimos la verdad a los españoles de lo que hicimos y de lo que jamás haríamos. Buscamos los apoyos más amplios a nuestras decisiones.
 
Apoyamos a todos los comprometidos con la causa de la libertad en el País Vasco al margen de su militancia ideológica o de partido.
 
Hicimos de la ley la garantía de la libertad. Y situamos a las víctimas del terrorismo como la referencia moral y cívica de la lucha contra ETA, desde ese imperativo de justicia, dignidad y memoria que han tenido que volver a reclamar.
 
Este libro –se nota- reaviva recuerdos y recupera experiencias que forman parte de mi biografía tanto como de la de Jaime Mayor. Comparto con él lo que tiene de autobiográfico aunque no entre estrictamente dentro del género. Creo sin embargo que uno de los grandes aciertos que hay que atribuir a César Alonso de los Ríos es haber dado la importancia que merece al personaje para que se entienda todo el sentido de lo que piensa y dice.
 
Un sentido, tengo que decir, que es inseparable de dos constantes en Jaime Mayor. La primera es la pasión. Es verdad que Jaime la tapa bajo una aparente tranquilidad casi inconmovible. Pero es su pasión lo que explica su tenacidad, la fortaleza de su carácter y la solidez de sus convicciones.
 
La segunda es el intenso dramatismo en que ha tenido que desarrollarse su trayectoria política. Estoy seguro que en una ocasión como ésta Jaime echa de menos a muchos amigos que deberían estar aquí sino hubieran sido marcados por la decisión criminal de sus asesinos. Como echamos de menos a compañeros ejemplares y tenemos presente a todos los que en el País Vasco, frente a las amenazas, a la coacción, frente al riesgo persistente para su vida, hacen posible la democracia. Esas mujeres y esos hombres, que son los imprescindibles, porque no han callado ante el terror.
 
César Alonso de los Ríos, que lee bien, y no sólo los libros, ha trabajado con sensibilidad y perspicacia estas claves imprescindibles para la comprensión del personaje.
 
En ese sentido, pasión y drama en el caso de Jaime Mayor convergen en su dedicación, me atrevería a decir, en su consagración al País Vasco y a la causa de la libertad. Jaime Mayor no dudó en arriesgar muchas cosas para liderar una alternativa de gobierno al nacionalismo. Un nacionalismo que hacía gala de su desprecio al marco constitucional y estatutario, precisamente el marco legal que le daba legitimidad para gobernar. Desde la negación radical de cualquier precio político para los terroristas, Jaime Mayor no ha dejado de denunciar, con coraje inconmovible, el despropósito que significa desarticular el modelo de Estado. En sus actuales responsabilidades, Jaime Mayor sigue impulsando la lucha contra el terrorismo y el fortalecimiento de los instrumentos de cooperación para enfrentarnos  a éste.
 
Estoy convencido que Jaime Mayor tiene muchos libros por contar y Cesar Alonso, tantos o más por escribir. Estoy seguro que uno de esos libros, el más importante. Será el que cuente la consumación de la derrota de ETA, ésa que se producirá cuando la voluntad y los instrumentos del Estado democrático recuperen el objetivo de acabar con la banda.
 
La derrota de ETA no es ninguna ilusión imposible. Es la única opción eficaz, la opción realmente posible, la única que garantiza que la banda terrorista ni cobrará precio político ni verá legitimada su trayectoria criminal.
 
En este esfuerzo sabemos que  pueden interponerse muchos obstáculos. Es cierto que lo que no podíamos sospechar es que los mayores obstáculos para derrotar a ETA se estaban poniendo mientras buscábamos la unidad más estrecha en la lucha contra el terrorismo.
 
Ofrecimos un legado unidad y eficacia en la lucha contra ETA que fue rechazado. Ese legado ha sido ejemplarmente reivindicado por el Partido Popular al que se le dirigen paradójicos llamamientos a la rectificación, seguramente por tener razón. Habría que preguntarse adonde habríamos llegado en este proceso desnortado si el Partido Popular hubiera optado por el silencio o la comodidad de esperar simplemente a que se consumaran las peores consecuencias de una negociación política con los terroristas.
 
Por eso, todos los ciudadanos que se han movilizado en apoyo de las víctimas y en respuesta al llamamiento de las plataformas cívicas merecen saber que su causa ha sido y es valiosa; que su voz es eficaz cuando se habla de la libertad digna frente a los terroristas.
 
Quiero decir que Mariano Rajoy representa el compromiso mas valioso del Estado de Derecho y del esfuerzo de la sociedad española cuando reivindica la derrota de ETA y la recuperación del espacio público para la libertad de todos como el único objetivo que nos hará avanzar eficazmente en el futuro.
 
Es decir todo lo contrario a la frivolidad temeraria de los aprendices de brujo a los que sinceramente recomiendo la lectura de este libro, por su bien y por el nuestro.


Temas

En España

    0
    comentarios