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Germán Yanke

Viva Cuba libre

Hubo abucheos porque la indignación es larga y el dolor amargo después de soportar tanto complejo (en la izquierda, sí, pero también en parte de la derecha) ante una de las dictaduras más brutales del planeta. Pero hubo también mucha gente y mucha alegría ante la solidaridad que los cubanos (agredidos, represaliados, encarcelados, desterrados, asesinados por Fidel Castro y sus sicarios) recibieron por fin de los españoles.

Siempre me ha escandalizado la injusticia que en España se ha cometido con el exilio cubano, es decir, con quienes han padecido la desgracia de tener que abandonar el país porque el país es una cárcel. Son muchos años de malos chistes sobre Miami y de malas artes —a menudo también gubernamentales— con los que llegaban a España desesperados por lo que dejaban y por el horizonte impredecible que encontraban.

Unos lo hicieron por bobos, otros por indignidad ideológica: Castro se opone a los Estados Unidos, nosotros nos oponemos a los Estados Unidos, Castro está con nosotros o nosotros con él. Y ese “nosotros” es el de la abundante marabunta de los enemigos de la libertad.

Este sábado, por fin, recibieron los cubanos que anhelan la libertad y la democracia el aplauso de los españoles que también la quieren. Y me alegro por ello. Ahora hay que seguir y, como se dijo desde la tribuna, impidiendo que la dictadura de Castro envilezca las organizaciones internacionales a las que, por la pasividad de tantos países, pertenece aún. En España, desde luego, nos sobra una embajadora que insulta a los demócratas, a las instituciones españolas, y defiende el asesinato y la represión.

Había muchos, pero es mejor que no estuvieran Llamazares y el PNV. Como decía Albert Camus, no hay que defender la libertad junto a los que la comprometen.


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