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Rubén Loza Aguerrebere

Norte vs. Sur en la segunda vuelta argentina

En los últimos días de noviembre del 2001 escribí en un artículo para la revista Epoca, no bien fue puesto en libertad Carlos Menem, que ganaría los comicios en la Argentina. Lo ha hecho. Entonces no se hablaba de ballotage. Pensé también que su retorno a la política podría tener un efecto constructivo en sus opositores. Hace dos semanas señalé en estas cartas ultramarinas, que el caudillo riojano pasaría la primera vuelta.

Y así ocurrió. Hubo elecciones internas en el justicialismo, pero de manera abierta; y, en esta interna dirimida el domingo, Menem venció a Néstor Kirchner (24% a 22%, en números redondos), y el peronismo se consolidó fuerza mayoritaria en la Argentina, tanto que, de haber concurrido a las urnas con un candidato, hoy habría un nuevo presidente.

El Partido Radical se ha esfumado: apenas si superó el dos por ciento del electorado, en la peor elección de su historia. El ex presidente Alfonsín ya no cuenta, en tanto dos figuras expulsadas de esas tiendas, a sus instancias, ahora se han consolidado fuertemente en el panorama político argentino: Ricardo López Murphy y Elisa Carrió, terceros y cuartos, respectivamente, con importante caudal de votos. En cuanto a Rodríguez Sáa, caudillo justicialista, quedó en quinto lugar.

La sensatez se impuso, y afortunadamente los argentinos asistieron a un acto comicial ejemplar con una altísima participación popular: más del 80% de los habilitados para votar. Y dejaron de lado aquel eslogan “que se vayan todos” que hasta hace poco voceaban golpeando cacerolas. La democracia sólo se defiende con la democracia.

¿Qué ocurrirá ahora, el 18 de mayo, en esta puja entre Menem y Duhalde? Es difícil predecirlo. Ya no se habla más de “alianzas” porque en la Argentina es, casi, casi, una mala palabra, puesto que recuerda la “alianza” De la Rúa /“Chacho” Alvarez (otros dos que se desaparecieron del mundo político). Ahora se habla de encuentro o coincidencia, o bien de política de puertas abiertas y causas comunes. De todos modos, mientras escribo, la telaraña ha comenzado hace horas a entretejerse.

Elisa Carrió (socialista) ha dicho, explícitamente, que no apoyará a Menem. López Murphy (quien, dicho sea de paso, ganó en Uruguay y en España), dicen, dejará en libertad de acción a sus votantes para que se expresen a conciencia dentro de tres semanas. En este sentido, hay quienes advierten que, en principio, éstos estarían más cercanos a Menem, de tendencias más mucho más liberales que al keynesiano Kirchner.

¿Y Rodríguez Sáa, el justicialista que no hizo declaraciones unas vez conocidos los resultados? Durante su campaña criticó a Menem y a Duhalde, y nunca mencionó a Kirchner; éste tampoco habló de él. Pero seguramente aún da vueltas en su memoria, como un ratoncito, el recuerdo de que fue presidente apenas unas horas debiendo dejar el sillón, finalmente, a Duhalde, cuyo delfín, hoy, es Kirchner.

El país ha quedado dividido a la mitad: el sur argentino (Kirchner) versus el norte (Menem). Rodríguez Sáa, del norteño San Luis, donde ganó ampliamente (con el 80% de los votos a favor, así como en dos provincias aledañas) es un hombre de estilo caudillista, como Menem: ¿terminará acercándose al riojano? Ignoro hasta dónde la geografía influye en estos casos. Y hablando de ello, precisamente, dicen que los hombres del sur (tierra de petróleo, gas, pampa húmeda) tienen una visión más afincada en lo argentino que los norteños, y que están mucho más modernizados.

Termino. Ahora, a barajar y dar de nuevo. Por delante queda sólo optar. El silencioso gobernador Reutemann acabó marginándose, y ahora ya es demasiado tarde para él porque ninguno de los candidatos lo necesita. Es otro de los políticos que se desdibujó, al perder el tren de la oportunidad, que en política suele pasar a veces una sola vez. Veamos: en caso de ganar Kirchner, éste quizá aspire a la reelección; pero no es improbable que, en cambio, dé un paso al costado para permitir de esa forma que su padre político (Eduardo Duhalde) pueda postularse a la presidencia. Y en cuanto a Menem (cuya estrategia es aún temprano avizorar, teniendo en cuenta que es un político de raza), el gobernador Reutemann no le agrega casi nada.

Ricardo López Murphy (lo dijo tras conocerse los resultados) recomienza a trabajar con entusiasmante pasión liberal, a la cabeza de su propio e importante grupo; lo hace pensando ya en las elecciones que se realizarán dentro de cuatro años, a partir a dos, de las tres “P” de Aznar: “paciencia” y “perseverencia”.

Este es el complejo panorama por el momento. Veremos qué ocurre la próxima semana. Quizá podamos ver algo más claramente los detalles hoy invisibles de la pulseada Menem/Duhalde.


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