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Andrés Freire

El Gobierno nos paga la pensión

Una frase de Duran Lleida cazada al vuelo durante una entrevista televisiva compendia, a mi entender, la pervertida evolución de la política española contemporánea. Dijo así el ambicioso catalán: “El Gobierno de la Generalitat ha decidido pagar un suplemento a la pensión de las viudas”. Analicemos.

La primera perversión, escandalosa, viene dada por la confusión entre Gobierno y Estado. Quien paga ese suplemento es el Estado; el Gobierno simplemente toma la decisión de hacerlo. Ocurre, sin embargo, que en España, cada vez más, quien consigue el Gobierno, piensa que se ha hecho dueño del Estado. Su triunfo viene acompañado por la entrada en la cúpula de los numerosísimos organismos estatales y paraestatales de una nueva mesnada de dirigentes. De esa invasión, ya no se libra ni la judicatura.

Obsérvese, además, ese otro grave error conceptual implícito en la frase de Durán Lleida: la pensión de viudedad es una regalía generosamente donada por el bondadoso Gobierno. No es así. De nuestras nóminas, son extraídas unas contribuciones que, en teoría, revertirán sobre nosotros cuando nos jubilemos. Digo en teoría, pues bien sabemos que el Estado no capitaliza esos dineros, sino que los usa para pagar las pensiones de hoy. A esto se le llama solidaridad intergeneracional. Alguien más cínico lo podría considerar “fraude a gran escala”, ya que hay gente en la cárcel por aplicar esas normas contables en empresas privadas.

Ello demuestra que en el fondo, somos, cada día más, prisioneros del Estado. Y lo que el Estado, en su generosa bondad, nos da hoy, nos lo puede quitar mañana. Piénsese el caso de las viudas, mencionado por Durán. El marido trabaja toda su vida para asegurar un buen pasar a su familia. Pero el Estado, que sabe más que él, decide que tomará sobre sí la tarea de precaver el futuro de sus ciudadanos, y valorar la cantidad ahorrada por ellos. Muere el marido, y hete aquí, que con él se va al hoyo más de la mitad de la pensión, que no los gastos familiares. Y de nuevo, es el Gobierno, en su infinita omnisciencia, quien decide qué porcentaje de pensión recibirá la viuda.

Y lo peor es que, como todos sabemos, lo único que está garantizado de las pensiones es que tienes que aportar tu cuota. Si usted, señor lector, es miembro de una generación joven, es consciente de que el futuro de sus pensiones es altamente dudoso. Nos dicen que “las pensiones están garantizadas hasta el 2020”, lo cual se traduce en que, después del 2020, nadie tiene demasiada idea de cómo se van a pagar. Educados que estamos en la creencia del progreso continuo y el avance social, no podemos ni concebir la posibilidad del colapso del sistema. Son cosas que pasan en otros países, inferiores sin duda, como Argentina y Bulgaria. En España no puede ocurrir, porque nuestra clase dirigente no es tan irresponsable.

Ante este tipo de quejas contra nuestros políticos, la respuesta común es la de invitarnos a votar a otros distintos. Sin embargo, lo dicho por Durán Lleida lo hubiera suscrito todo el espectro político español. Al cabo, la diferencia entre un liberal de hoy y un socialdemócrata es que el primero cree que el Estado ha de gastar el 43% de la riqueza nacional, el segundo lo considera insuficiente y alza el gasto hasta el 48%.


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