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Alicia Delibes

La izquierda encantada

Primer fin de semana de campañas electorales, primeros mítines y primeros debates televisivos. El viernes Esperanza Aguirre defendió su programa para la Comunidad de Madrid frente a sus dos contrincantes políticos, Rafael Simancas y Fausto Fernández.

El candidato de Izquierda Unida insistió varias veces en que él quiere una educación pública, la única, dijo, que puede garantizar la igualdad de oportunidades. Lo que no explicó es si ese sistema público de enseñanza que quiere fomentar es el que ya conocemos, el de la escuela comprehensiva que tantos problemas ha causado y que el PP, con la LOCE, ha tratado de arreglar.

Por su parte a Simancas todo se le fue en decir que la vivienda estaba cara y que el empleo creado por el PP era precario. Nos permitió conocer su intención de gastar fondos de la Comunidad en viviendas protegidas pero nos quedamos con las ganas de saber qué idea se le ha ocurrido para crear empleo “no precario”.

También se habló de seguridad, sin que ninguno de los tres tuviera a bien recordar que no existe policía autonómica porque la Comunidad de Madrid no tienen competencias en materia de seguridad. Aguirre prometió firmar convenios con Interior y los ayuntamientos para destinar una dotación policial a vigilar las calles y prevenir la delincuencia.

Lo más llamativo de este debate a tres, en realidad de dos contra una, fue la falta de proyectos concretos por parte de los candidatos de la izquierda. Su intención parecía desacreditar a su oponente sin ofrecer nada a cambio. Una actitud que podría deberse al sentimiento de seguridad que últimamente se percibe en todos los líderes tanto socialistas como de Izquierda Unida. Si esta izquierda se ha creído siempre con el monopolio de la bondad y de la compasión ahora, después de las manifestaciones callejeras contra la guerra de Irak, contra Bush y contra el PP, su grado de autocomplacencia está por las nubes y no les cabe ninguna duda de que son la reserva moral de occidente.

Para qué perder el tiempo con programas si están convencidos de que los ciudadanos les van a votar porque son los representantes de la solidaridad, del amor a la humanidad y del deseo de paz en el mundo. En uno de los debates del viernes Rosa León le dijo a Alicia Moreno, “Alicia, hija, mira que te quiero, mira que a tu madre yo la adoro, pero tienes que explicarme qué mosca te ha picado a ti para que estés con los malos.”

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