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Leo en el Diario de Mallorca que los socialistas de Francesc Antich proponen la gratuidad de los libros de texto, “una medida que reduciría el gasto de las familias”. Por su parte, los nacionalistas catalanes quieren menos libertad de horarios, porque consideran que la situacion actual es “suficiente” para los ciudadanos, y si los botiguers abren más de ocho festivos “no les sale a cuenta”.

Es asombroso que algunos pretendan seguir colando la engañifa según la cual lo que los políticos entregan gratis es de verdad gratuito. Pensar que los libros de texto gratuitos reducirían el gasto de las familias es pensar que el señor Antich y los socialistas baleares tienen la capacidad de producir cosas de la nada sin coste alguno, como Yavé produjo el maná. Si no gozan de tan divino poder, la gratuidad de los libros de texto sólo querrá indicar que o bien los pagarán los socialistas con su propio dinero, algo tan bonito como imposible, o bien con dinero ajeno, es decir: el pagador será, como siempre, el contribuyente. Don Francesc aspira a entregar a las familias unos libros que las propias familias habrán de pagar indirectamente. Sólo con mucha audacia es posible afirmar que ello reducirá su gasto.

Idéntica osadía despliegan los nacionalistas catalanes, que pretenden saber cuánta libertad es “suficiente” para los ciudadanos. No se les ocurre, claro, que son ellos mismos los que la pueden y deben ejercer, abriendo y cerrando sus tiendas, y yendo a comprar sin limitación política alguna. En cambio, a la hora de hacer las cuentas, sólo piensan en los botiguers, sin prestar ninguna atención a las cuentas de los catalanes, que serían beneficiados si los comerciantes compitiesen en vez de imponer, gracias a la inicua protección de las autoridades, el coste de su ineficacia a los ciudadanos.

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