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Luis Aragonés mandó a la lona al periodista José Miguélez en "El Tirachinas" del pasado lunes. Los golpes bajos del entrenador del Atlético de Madrid hicieron mella rápidamente en el colega de la prensa escrita a quien, acostumbrado a un debate más argumentado y reflexivo, le entró el flato. A los cincuenta segundos Miguélez había tirado la toalla. El nivel intelectual del fútbol español debe estar arrastrándose por los suelos si el denominado "sabio de Hortaleza" esgrime como un argumento para no leer el periódico la "amplitud" del mismo. "El Quijote" también es muy amplio y querría yo saber cómo es posible que un hombre dirija un equipo de fútbol sin haber leído antes la obra maestra de don Miguel de Cervantes Saavedra y que, al mismo tiempo que eso sucede, le rebauticen por ahí como "sabio".

Luis lleva un tiempecito muy despistado. Deja el fútbol (eso le dijo a Lopera) pero no lo deja. Dimite pero no se va. Renuncia a cobrar su segundo año de contrato, pero no renuncia. El otro día les dice a sus jugadores que la próxima temporada él no estará en el club para, a renglón seguido, filtrarles a algunos periodistas que igual esa es una táctica suya para motivar a los jugadores. ¿Y cómo puñetas va a motivarles si son conscientes de que no será a él a quien tengan que convencer a la hora de ganarse un puesto en el equipo titular? El pasado viernes dijo que su decisión era la mejor para todos, y anoche confesó que igual cometió un error al anunciarlo públicamente. Un repertorio demasiado "amplio" (como el periódico de Miguélez según Luis) de decisiones extrañas que acabaron por trasladarse al terreno de juego, sacando de quicio a los futbolistas.

Yo creí que el ciclo de Luis en el Atlético acabó el mismo día que Gil le agarró por la pechera. Me equivoqué. Hubo incluso un segundo ciclo y luego –el que ahora está a punto de concluir de forma tan traumática, con presidente y entrenador a punto de llegar a las manos– otro más. Quién sabe si en el futuro haya un "Luis IV, la aventura continúa", aunque tendría que ser sin Gil en la presidencia. El caso es que el compañero Miguélez tiene razón en muchos de los artículos que ha publicado a lo largo del año, y no la tiene Luis al responder con argumentos tan falaces. Sólo le agradeceré al señor Aragonés algo de lo que dijo el otro día también en la Cadena Cope, y es que él no come con periodistas. Me tranquiliza porque sencillamente no sabría de qué hablar con él. Demasiado sabio para un licenciadillo como yo.

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