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Ignacio Villa

De las manos limpias a la España negra

Llegados al ecuador de la campaña electoral, es un buen momento para hacer un primer balance. ¿Que nos están dejado los candidatos? ¿Como está transcurriendo esta camapaña electoral? ¿Está respondiendo a las expectativas esperadas? A estas alturas de la película, la radiografía política de lo que esta ocurriendo nos deja algunas conclusiones:

1. La campaña electoral de las municipales y autonómicas del 25 de mayo ha colocado encima de la mesa un enfrentamiento entre los líderes de los dos grandes partidos. Aznar y Zapatero, a sabiendas de que se juegan mucho, han planteado la campaña como un "cara a cara". Estamos en unas elecciones con todos los alicientes de unas generales. Vemos un enfrentamiento dialéctico, programático y de estilos, en el que por el momento gana el presidente del Gobierno con una amplia diferencia. Aznar va sobrado y sus mitines dejan buena muestra de ello.

2. Esta campaña se ha convertido en la que podemos calificar como "la campaña de Aznar". Quizá por ser la última en la que va a participar como jefe de filas del Partido Popular, hay que reconocer que el presidente del Gobierno se está dejando la piel. Está recorriendo España como nunca lo había hecho, mantiene una agenda con una intensidad digna de asombro. Desde luego, nadie podrá reprochar a Aznar su falta de implicación. “Está como nunca”, dicen sus colaboradores, y en esta ocasión tienen razón. Por su parte, Rodríguez Zapatero y Gaspar Llamazares intentan sacar la cabeza, pero siempre a remolque de Aznar. El presidente habla y ellos responden. Son incapaces de construir su campaña sin mirar con lupa al PP. Todo gira en torno a Aznar y sus propuestas, y eso, en política, significa que no están llevando la iniciativa.

3. Hay tres grandes cuestiones que están marcando la diferencia entre el PP y el PSOE, y que dejan a Izquierda Unida como un partido marginal: una clara idea sobre la articulación de España, una estrategia definida sobre la lucha contra el terrorismo y un proyecto de progreso económico para España. Mientras que Aznar repite machaconamente las mismas claves, Rodríguez Zapatero esquiva cualquier idea sobre España, adorna dialécticamente en exceso la lucha contra el terrorismo y, de economía, ni sabe, ni contesta. Por su parte, Gaspar Llamazares sencillamente se limita a su habitual juego de palabrería fácil y de frases hechas que nada tienen que ver con el verdadero fondo de un programa electoral.

4. La campaña está dejando en evidencia las deficiencias de la oposición. Quizá sea por la "omnipresencia" de Aznar en dos mítines diarios, quizá sea por la falta de experiencia de Zapatero y Llamazares, o quizá sea por la ausencia de proyecto. ¿Tiene Zapatero capacidad real de ser candidato a la presidencia del Gobierno? Esta pregunta no tendrá respuesta hasta el 25 de mayo, pero desde luego Zapatero no está demostrando impronta de líder en esta campaña. No está aguantando la batalla. De Llamazares poco cabe decir, sencillamente que se ha demostrado su poca capacidad y se ha confirmado que lleva a Izquierda Unida por el camino de la marginalidad.

5. Por último, esta campaña electoral nos deja algunos nuevos conceptos de dialéctica política y otros que han sido recuperados. De los nuevos destacaremos la llamada "coalición radical Llamazares-Zapatero", contra la que Aznar arremete en todos sus mítines. De los recuperados hay dos expresiones especialmente llamativas: "El PP tiene las manos limpias", repite Aznar, y "no queremos volver a la España negra", añade refiriendose a la España de González; dos conceptos que Aznar ha retomado, cuyo impacto mediático es importante y que desde la oposición no han recibido una respuesta adecuada.

Todavía falta media campaña electoral. Aún falta mucho por decir y por escuchar, pero desde luego estos primeros días confirman que estas elecciones son de una gran dimensión y que tendrán repercusiones importantes en el futuro político.

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