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Amando de Miguel

La decadencia del superlativo

En tiempos de mediocridad y componenda, está feo destacar, nadie recurre a la hipérbole. En la parla cotidiana asistimos a la decadencia del superlativo. Lo vemos en las encuestas. Es corriente ofrecer la clásica batería de “muy, bastante, poco o nada”. Pues bien, cada vez son menos los que eligen el “muy” lo que sea. En su lugar, se quedan con el “bastante”, cuando realmente quieren decir “mucho”. Cuando el estudiante comenta lo dificilísimo que era el examen su expresión es la de que era “bastante difícil”. Así, todo.

Una forma coloquial del superlativo mitigado o vergonzante es el “como muy” lo que sea. Puede parecer un ñoñismo, pero lo emplean ya los talluditos perfectamente instalados.

Hay un adjetivo que suple la incapacidad de lograr el superlativo necesario: “importante”. Cuando se dice con tanta profusión, es que a casi nadie importa el sustantivo correspondiente. Aunque pueda parecer extraño, está bien vista la falta de entusiasmo.


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