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EDITORIAL

ETA asesina, el PNV e IU le ceden la palabra

A los familiares de las dos nuevas víctimas mortales de ETA no les quedará siquiera el pequeño consuelo de que el vídeo en homenaje y apoyo a las víctimas del terrorismo se emita también en la televisión pública vasca. Mientras Atutxa cedía la palabra a los representantes de ETA en Vitoria para que se opusieran, junto con PNV-EA e IU, a la emisión del vídeo en ETB (demandada por PP y PSE), sus compañeros de banda asesinaban a dos policías con una bomba lapa en la localidad navarra de Sangüesa, hiriendo gravemente a otro agente y a un empleado de Telefónica. Ni qué decir tiene que la emisión en hora de máxima audiencia de la “rueda de prensa” –así la calificaron los responsables de ETB– de ETA hace unos días, en la que los asesinos pedían el voto para AuB, al contrario que el vídeo de las víctimas de ETA, no fue considerada “propaganda política” por parte de ETB o del tripartito gobernante en Vitoria, sino información del “máximo interés” para los ciudadanos vascos.

Desde el pacto de Estella, la podredumbre moral del PNV-EA, antes cuidadosamente recubierta de gruesas capas de maquillaje democrático, ha ido aflorando paulatinamente a la superficie, al mismo ritmo que el objetivo final de la secesión iba ocupando, a instancias y bajo la presión de ETA-Batasuna, el primer lugar entre las prioridades de Arzalluz, Ibarretxe y Egibar. Y la manifestación más clara de esa descomposición moral es que, ante el dilema de elegir entre las víctimas y sus verdugos, los nacionalistas no dudan en quedarse con los segundos; como indican, entre otras muchas manifestaciones, la negativa de Atutxa a disolver el grupo parlamentario etarra en Vitoria, el tratamiento sectario que reciben los constitucionalistas en la televisión de Ibarretxe y el desprecio sistemático que las víctimas del terrorismo reciben de las instituciones vascas dominadas por el PNV.

Pero aun es posible un grado más de infamia y de corrupción moral. El PNV, con todo, persigue un claro objetivo al que todo lo supedita, incluida la obligación legal y moral de combatir el terrorismo: la secesión de España y la construcción de un estado totalitario. Y puesto que el absoluto moral de los nacionalistas es llegar a ese estado monolítico donde no tengan cabida los no nacionalistas, es comprensible su falta de interés por todo lo que, a sus ojos, pudiera fortalecer la posición de los constitucionalistas. Sin embargo, Madrazo, que nada tiene que ganar a la larga apoyando un proyecto que, más tarde o más temprano, acabará por convertirle a él y a los suyos también en víctimas o en exiliados cuando dejen de ser útiles al nacionalismo, no duda en prestarse al juego de los nacionalistas –IU ha cosechado un buen número de votos procedentes de ETA-Batasuna– a cambio de unas migajas de poder, de presupuesto y de coche oficial. Si la inmoralidad del PNV-EA, fundada en motivos ideológicos, es sencillamente repugnante; la de Madrazo e IU, motivada únicamente por el afán de poder e influencia, es más que nauseabunda.

Este nuevo atentado de ETA, la negativa de Ibarretxe a disolver el grupo parlamentario etarra y la actitud del PNV-EA e IU hacia las víctimas del terrorismo deberían marcar el límite de lo tolerable para Patxi López, quien irresponsablemente ha dejado libertad a los concejales electos del PSE para pactar gobiernos municipales en el País Vasco con el PNV-EA. Afortunadamente, Zapatero ya se ha pronunciado en este sentido, advirtiendo del error que supone pactar con quienes se niegan a privar de presencia institucional a los etarras. Sin embargo, para que el compromiso del PSOE en la lucha contra el terrorismo y el nacionalismo totalitario fuera completo y creíble, Zapatero debería exigir también a Llamazares el fin de la colaboración con quienes prefieren los verdugos a las víctimas, como paso previo para formalizar los pactos de gobierno en los ayuntamientos y comunidades del resto de España. Pues, de otro modo, también el PSOE, de forma indirecta, quedaría contaminado de esa podredumbre moral en la que la IU de Madrazo y Llamazares supera incluso a los nacionalistas vascos.

Para ello, el PSOE tiene una ocasión inmejorable en las conversaciones entre Simancas y Fausto Fernández para constituir el gobierno de la Comunidad de Madrid, la más próspera de España y la de más nutrido presupuesto. Veremos si las convicciones morales de Zapatero y Simancas resisten la tentación del poder y el dinero.

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