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¿Dónde estaba escondido hasta ahora este Martin Verkerk? Eso le han preguntado los periodistas que cubren Roland Garros 2003 y él les ha respondido que “divirtiéndose por ahí”. El holandés tiene sólo veinticuatro años por lo que tampoco es que haya podido divertirse demasiado. Su rastro tenístico empieza a tener cierto fundamento con su victoria del año pasado en Turín. Este año sólo ha ganado en Milán y ahora nos ha sorprendido a todos alcanzando la final del torneo más importante del mundo sobre tierra batida. Verkerk ha empezado al revés, divirtiéndose primero y jugando al tenis más tarde. En general los más grandes se dedicaron antes a jugar obsesivamente al tenis para acabar hastiados y dedicándose a la “dolce vita”. Veremos si a él le da resultado darle un vuelco a la táctica habitual.

Martin Verkerk aparece clasificado ahora mismo (antes de disputarle el título a Juan Carlos Ferrero) como número 46 de la Asociación de Tenistas Profesionales. No es, por lo tanto, un “don nadie”. ¿Cómo debe jugarle Ferrero? El valenciano se ha enfrentado en una sola ocasión con el holandés y, aunque acabó derrotándole, le habló rápidamente de él a su entrenador: “saca como un animal”. Por eso el consejo de Albert Costa no es en absoluto despreciable. Juan Carlos no debería obsesionarse con un primer servicio que supera los doscientos kilómetros de velocidad media. El objetivo debe ser concentrarse en recibir con acierto el segundo para meterle presión con su resto al rival.

El caso es que Verkerk (al menos este Verkerk) tiene pocos puntos débiles y si juega al nivel que lo ha hecho hasta ahora será un enemigo muy complicado de batir. Es sorprendente porque las características físicas del holandés (muy alto y espigado) le convierten en el típico tenista de superficies rápidas pero sin embargo en París ha aguantado perfectamente el peloteo. Ya se ha comentado que su saque es sencillamente espectacular aunque no flojea con su derecha ni tampoco cuando golpea de revés.

Las ventajas de Ferrero son varias. La primera es que creo que, en líneas generales, Juan Carlos es un tenista más sólido. Ferrero ya tiene experiencia en una final y Verkerk ya no cuenta con el “factor sorpresa” a su favor. Nunca, a lo largo de los más de cien años de historia de Roland Garros, un tenista debutante en el torneo logró adjudicárselo. El único escollo que le queda por delante a Martin Verkerk para acabar con esa tradición es nuestro Juan Carlos Ferrero. Esperemos que no lo salte.

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