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El déficit en Defensa

La conmoción causada en la opinión pública española por el reciente accidente aéreo que costó la vida a 62 militares españoles ha permitido al Gobierno replantearse la necesidad de aumentar sus presupuestos militares. Pero más allá de esta presión coyuntural de la opinión pública, lo cierto es que el presupuesto de defensa puede acumular en los próximos años un déficit de 400 millones de euros que es imprescindible generar de algún modo.

La decisión adoptada por el entonces Ministro de Defensa, Eduardo Serra, de financiar los principales programas de armamento con créditos del Ministerio de Industria, hoy de Ciencia y Tecnología, ha permitido en los últimos cinco años salvar proyectos tan esenciales los aviones de combate EF-2000, las fragatas F-100 o los carros de combate Leopardo. El programa del avión de transporte A-400M, finalmente firmado la pasada semana, se hará con cargo también a estos créditos ajenos a Defensa. Esta formula, que ha tenido además un efecto salvador sobre nuestra maltrecha industria de defensa, plantea sin embargo una pesada carga para los próximos años.

Así, el problema para el Ministerio de Defensa comienza en 2005, cuando debe comenzar a devolver los créditos facilitados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología a las empresas. A partir de ese año, el Ministerio de Defensa no sólo no podría poner en marcha nuevos proyectos de armas imprescindibles como el Submarino S-80, el helicóptero de ataque o nuevos sistemas de comunicaciones e inteligencia, sino que acumularía un importante déficit simplemente para hacer frente a los compromisos ya contraídos.

La solución a este grave problema sólo puede venir de dos vías: una condonación de la deuda contraída con Ciencia y Tecnología o un aumento sustancial de los créditos de inversión para las Fuerzas Armadas. Parece que el repentino cambio de clima en la opinión pública, la salud de nuestras finanzas públicas y la voluntad aún tímidamente expresada por el Gobierno, harían posible un aumento progresivo del gasto en defensa en los próximos años. No obstante, esta tendencia debería reflejarse ya con claridad en el próximo presupuesto para el 2004.


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