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Hace tiempo que Del Bosque se ganó su particular trocito de cielo. ¿Quieren un ejemplo? Pues ahí va, sólo uno. Parece que a Jorge Valdano le han sentado muy mal las declaraciones que el entrenador hizo en “El Tirachinas” de la Cadena Cope en el sentido de que “intuía” que no iba a seguir en el Real Madrid, y sin embargo cuando el director general deportivo dijo en una televisión que “los futbolistas tienen ahora tres partidos para mostrarle su apoyo al entrenador”, (lo que por sí sólo sonaba a ultimátum o chantaje por parte del club) Del Bosque se limitó a pasar de puntillas. “Es curioso”, podría pensar perfectamente el salmantino, “yo llevo más de treinta años en este club y viene ahora un paternalista Valdano a pedirles a los jugadores que me salven de la hoguera”. Vicente podría pensar eso aunque no creo que le sorprendiera lo sucedido porque, como él mismo dijo hace tiempo, ya ha estado en el escaparate, la tienda y la trastienda del fútbol profesional.

No hace falta ser Hercules Poirot para dejarse guiar por esa “intuición” que hizo pública Del Bosque en los micrófonos de la Cope. El Real Madrid hubiera zanjado cualquier tipo de polémica al respecto si no tuviera pensado (o al menos hubiera reflexionado sobre ello) dar un golpe de mano en el banquillo. Por eso Del Bosque pasa ahora factura a aquellos que, desde dentro del propio club, establecían una comparación imposible entre su situación y la de Alex Ferguson en el Manchester: “Si yo hubiera hecho lo que él hizo en su día con Beckham en una eliminatoria decisiva me habrían apartado del todo”.

Será muy curioso analizar la historia de Vicente del Bosque si finalmente se confirman sus negras intuiciones. Será muy divertido comprobar quién le sustituye y quién, pasado el tiempo, sustituye a su sustituto en el banquillo. Cuentan que el 14 de marzo, un día antes de los fatídicos “idus”, Julio César y un grupo de amigos estuvieron conversando a propósito de la muerte. Preguntado sobre cómo pensaba él mismo que sería la suya, Julio se limitó a responder: “imprevista”. Ya imagino quienes son Casca y Metelo Cimbro en toda esta historia. Sólo me falta Bruto. Incluso al hombre que ganó la guerra de las Galias y pasó el Rubicón (podría decirse que César había estado igualmente en la tienda y la trastienda de la política) le sorprendió la participación de su ahijado en aquella traición. “Tú también hijo mío”. Sí, él también. Aunque lo mío por ahora, como en el caso de Vicente del Bosque, sea sólo una intuición.

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