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Wenceslao Cruz

IU apoya a Castro

El extremismo de la organización comunista española es archiconocido por todos, pero que aún no quieran bajarse del tren del que ya descendieron personas “ilustres de Izquierda” como Saramago, Trueba, Susan Sontag, etc., es una terquedad totalitaria que los delata como los revisores al servicio del maquinista Castro, un tirano que prefiere descarrilar el tren aunque haya llegado el final de vía. Me remito a la prueba: en la pagina inicial de su periódico personal Granma, Castro exhibe con orgullo el apoyo incondicional de los casi “co-presidentes” de la Comunidad de Madrid. Llamazares, que sólo gusta desinformarse por boca de Castro, y que desea agradecer un postgrado de medicina otorgado por la escuela que lo adoctrinó, apoya nueva e “incondicionalmente” a su ídolo.

El PSOE, en voz de Caldera, se ha desmarcado, al menos un poco, del contubernio que tiene con esta izquierda extremista, y se ha puesto al lado del gobierno español en este caso, aunque tal vez sea el producto de la desavenencia coyuntural reciente entre el dictador y Felipe González. En cambio, el nuevo pseudo-Stalin ibérico, Llamazares, quiere estar al lado de su amo cubano, y prefiere arriesgar en esta aventura el mínimo prestigio democrático que le queda, con tal de conservar el apoyo a su partido político por parte del gobierno cubano, el único aliado oficial de la ETA que existe en el mundo.

Izquierda Unida es el comunismo disfrazado de oveja, pero como lobo sangriento que es, no puede evitar acudir a la llamada del jefe de la manada, pero esta vez no para “cazar” (o incendiar contenedores), sino para apuntalar la dictadura antillana en su peor momento. Zapatero, Caldera y Simancas deberían examinar con mucho cuidado la alianza que están forjando con los comunistas. La sociedad española ve con gran repugnancia a la dictadura de Castro y a sus simpatizantes.

Wenceslao Cruz, cubano, es ingeniero de sistemas y reside en Madrid.

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