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Federico Jiménez Losantos

Políticos de oído y jueces-escoba

Ni en sus ensoñaciones más sectarias podía suponer la derecha española que la Izquierda alcanzaría alguna vez los extremos de inmoralidad, incapacidad y estupidez que viene acreditando el PSOE en el esperpento de Madrid. No hay día en que no metan la pata. Y hay días en que introducen sus extremidades inferiores en el légamo de la idiocia dos, tres y hasta cuatro veces. Cuando creemos que ya no es posible equivocarse más, va el PSOE y se equivoca. Pero, además, no de cualquier manera, sino siempre de forma aparatosa, con luz, taquígrafos, micrófonos y cámaras de televisión. Qué tíos.

Establecer la etiología de sus males empieza a ser más importante que los males mismos, porque es del error donde surge el desastre y no al revés. Y está claro que el error básico de este PSOE es que resulta un mero apéndice auditivo de la cadena SER. Ayer, convocaron una rueda de Prensa porque la SER aventó el dato, presumiblemente del magistrado discrepante, del rechazo de la querella sociata contra Tamayo y otros en el TSJM. Pero no tenían más. Y como en la SER vacilaron o no quisieron abundar en la filtración, López Aguilar hizo el ridículo ante los periodistas del modo más lamentable. ¿Hizo mal la SER? No. Hace mal el PSOE en actuar en función de lo que dice la SER. Porque el sectarismo, incluso cuando es a favor, suele acabar resultando contraproducente para un partido político, porque le hace perder el contacto con la realidad. Y, además, les lleva a confundir a la opinión y a confundirse ellos mismos.

Aún más grave está resultando para el PSOE la institución de los jueces-escoba que a diario pretenden salvar en los tribunales, como la SER en su ámbito, los muebles electorales de la izquierda. Villarejos y bermejos, sectarios hasta lo delictuoso, acaban haciéndole al PSOE más mal que bien, porque de nada sirve tratar de remediar un desastre político con un desastre jurídico. Todo el lío de la querella del PSOE contra Tamayo y otros por supuesto cohecho no se sostiene en términos legales y sólo se explica porque entre los periodistas excitados y los jueces o fiscales excitables han llevado al PSOE a tal extremo de excitación que ha perdido hasta la última brizna de sentido común. No me ayudéis más, compañeros, que me enterráis, debería decirles Zapatero a sus periodistas y magistrados de guardia. Pero hace tiempo que Zapatero no distingue entre las palmadas en la espalda y los empujones al borde del abismo. Está cayendo y todavía quiere escuchar por la radio cómo va lo suyo. Pues cómo va a ir: de cráneo.

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