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Amando de Miguel

Impacto lingüístico

Me parece muy bien ese requisito que tienen hoy muchas obras públicas, el llamado “impacto ambiental”. Consiste en el dictamen de unos expertos que aconsejan la solución óptima para que la obra en cuestión dañe lo menos posible al ambiente. Bueno, en España no son conformamos con el “ambiente” y decimos el “medio ambiente”, que viene a ser un pleonasmo. Pero a lo que voy. Si los expertos ambientales tienen esa misión correctora, no veo por qué no van a ejercerla los expertos lingüísticos. Es muy sencillo, los textos de las noticias, los anuncios publicitarios y los avisos oficiales deberían pasar el escrutinio de los técnicos de la Real Academia. La declaración de “impacto lingüístico” no tendría que ser obligatoria, pues las normas del idioma son más bien potestativas. Pero daría mucha seguridad el hecho de contar con ese significado. Por ejemplo, que tranquilos estarían todos si las noticias de la tele no se leyeran con la “y” copulativa pro delante. Bastaría con que esa muletilla fuera declarada como de “impacto lingüístico grave”. Equivaldría a la bandera amarilla de algunas playas contaminadas. Después de todo, el idioma es un bien de todos que no se debe degradar sin ton ni son.

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