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Víctor Llano

Declaración de principios

A pesar de que la tiranía castrista se empeña en silenciarla, la disidencia interna cubana no se conforma con sobrevivir en la barbarie comunista y mantiene la lucha para que en su país se respeten los derechos humanos. Este jueves, veinte disidentes y familiares de presos de conciencia se dieron cita en la residencia de James Cason, responsable de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en la Prisión-grande. Entre los asistentes se encontraba Jaime Ortega Alamino, cardenal cubano y máxima autoridad de la Iglesia Católica en la Isla. Castro no se va a atrever a hacer nada contra el purpurado, no obstante, los que sí corren un serio riesgo de acabar en la cárcel son Gustavo Arcos, Vladimiro Roca, Félix Antonio Bonne Carcassés, René Gómez Manzano y Elizardo Sánchez, destacados miembros de la disidencia que, conscientes del peligro que corrían, aceptaron la invitación de Cason.

Martha Beatriz Roque, la economista y principal responsable de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, se muere en una de las más de doscientas cárceles de Cuba sólo por haber recibido en la que era su casa al responsable de la diplomacia estadounidense. La tiranía castrista puede entender como una provocación la asistencia a un acto en el que se celebró la independencia de Estados Unidos. Los activistas de los derechos humanos que aceptaron la invitación pueden ser acusados de colaborar con una potencia enemiga y condenados a muchos años de cárcel. Una vez más se pone de manifiesto el valor y el compromiso de los que en Cuba se oponen pacíficamente a la mafia comunista. El mismo día en el que se reunieron con Cason, los responsables de los más importantes grupos de la disidencia interna hicieron público lo que ellos califican como Declaración de Principios. El que quiera entender que entienda. Por su interés reproducimos íntegramente el documento.

Declaración de Principios

1- Afirmamos que la disidencia cubana está esencialmente unida en los objetivos comunes de lograr el pleno respeto de los derechos humanos, la liberación de los presos políticos, la apertura económica y la estructuración de un estado democrático de derecho.
2- Al propio tiempo, constatamos que la disidencia es plural, ya que está compuesta por personas y entidades que, aunque coinciden en su inconformidad con el sistema totalitario imperante, poseen concepciones diversas en materia política, económica y social, criterios encontrados respecto de temas específicos, así como diferencias en sus tácticas y métodos organizativos.
3- Proclamamos que es válido que los diferentes grupos que lo tengan a bien lancen proyectos, iniciativas e ideas de trabajo diversas; así como que se coaliguen y agrupen del modo que estimen pertinente. De manera análoga, rechazamos toda pretensión de que la generalidad de las organizaciones disidentes esté en la obligación o deber de apoyarlos.
4- En razón de ese mismo carácter plural de nuestro movimiento, dejamos constancia de que ninguna persona esta facultada para hablar en nombre del conjunto de la disidencia; los pronunciamientos que cada quién haga deben ser formulados únicamente en nombre de la organización o agrupación correspondiente.
5- Repudiamos -como contraria al espíritu democrático de nuestra lucha- toda declaración pública de un disidente en la que se censure a otro u otros a causa de la tendencia que profese dentro del abanico de ideas democráticas, en razón de la postura que asuma ante un proyecto, iniciativa o idea de trabajo específica, o por sus métodos organizativos o tácticos de lucha.
6- Estimamos que las relaciones personales entre los disidentes deben reflejar la unidad esencial de nuestra lucha pacífica. Por consiguiente, ellas deben tener un carácter cordial, respetuoso y fraternal.
7- Reconocemos que sí son admisibles la discrepancia y el debate respetuoso en el terreno de las ideas, pues estamos convencidos de que lo contrario entrañaría un inaceptable menoscabo del inalienable derecho humano a la libre emisión de pensamiento.
8- La profunda verdad y pureza de nuestros ideales patrióticos y democráticos deben reflejarse constantemente en toda nuestra actividad pública. Por ende, los disidentes cubanos rechazamos tajantemente el engaño y la mentira. Proclamamos que las informaciones que suministremos y los datos biográficos que brindemos deben ajustarse a la más estricta verdad. Quién no respete este principio, estará suministrando al régimen totalitario armas con que atacar y denigrar a la disidencia en su conjunto y, por ello, merece nuestro más decidido repudio.

La Habana, 3 de julio de 2003

Gustavo Arcos Bergnes Secretario General del Comité Cubano de Derechos Humanos y presidente la Fundación Hispano Cubana.
René Gómez Manzano De la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba.
Félix Antonio Bonne Carcassés De la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba.
Vladimiro Roca Antúnez De Todos Unidos
Elizardo Sánchez Santa Cruz De Todos Unidos.

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