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Tropezando en la misma piedra

En el principio era “Bambi”. Así lo calificó Alfonso Guerra para ridiculizar su estrategia de moderación. Entonces ganaba puntos entre los electores moderados, que empezaban a considerarlo como serio candidato a la Presidencia del Gobierno. Pero la crisis del chapapote destapó en él al radical hasta entonces oculto. Animado por sus consejeros áulicos y las sabias voces de PRISA, se lanzó a una durísima campaña antigubernamental, responsabilizando a Aznar de todo lo imaginable. El Gobierno había estado lento y algunos de sus primeros pasos se demostraron erróneos. Pero, con Rajoy al frente de la máquina se inició un trabajo serio cuyos resultados son de todos conocidos: se ha ganado hasta en la Costa de la Muerte. El ciudadano puede estar indignado y preocupado por su destino, pero puede distinguir un comportamiento responsable de otro demagógico.

Luego llegó Irak. Una vez más los expertos consejos de PRISA y dos de sus más próximos en el Partido le guiaron en la correcta dirección. En vez de aprovechar los flancos que el Gobierno le dejaba, situándose en la defensa de una posición común europea y en no ir más allá de lo que el Consejo de Seguridad estableciera, que era lo previsible para un partido socialista en la oposición, rivalizó con los comunistas por el voto radical, lanzándose a la calle al frente de manifestaciones, quemando sedes del Partido Popular y reclamando al Gobierno que no apoyara el uso de la fuerza ni siquiera en el caso de aprobarse una resolución del Consejo. Quizás algún maestro de la sociología le explicó que podía prescindir del voto de centro, que ha dado y quitado el gobierno desde la Transición, si lograba recuperar el voto radical anclado en la abstención y atraer a los estudiantes, principiantes en el ejercicio del derecho de voto.

Las elecciones de mayo fueron una excelente lección de lo que la ciudadanía española es. La gran mayoría ni entendió ni apoyó la posición de Aznar durante la crisis de Irak, pero comprendió que actuaba por principios y asumiendo grandes riesgos políticos. Esos mismos ciudadanos rechazaron la estrategia populista, demagógica e irresponsable de Zapatero. La combinación de rencor y soberbia, firmemente asentada en los cuarteles de PRISA, y de incompetencia manifiesta del entorno de Zapatero, empezando por él mismo, les lleva a cometer errores propios de un novato en estas lides.

De nuevo se aferran a la crisis iraquí para tratar de desgastar al Gobierno; de nuevo recurren a un estilo soez para criticarlo; de nuevo dan la espalda al Consejo de Seguridad y a la responsabilidad que a todos nos compete para reconstruir tanto Irak como la región; de nuevo recurren a la demagogia para rentabilizar en votos los problemas que nuestros hombres puedan tener en aquella tierra; de nuevo se enfrentan al electorado que necesitan para ganar las generales.

Mientras tanto, Tony Blair, el dirigente socialista con más éxito en Europa, el responsable de la “tercera vía” que les ha permitido dejar atrás el radicalismo marxista, negocia con la clase política norteamericana los principios en que debe basarse el nuevo orden internacional y hace de los valores liberales su fundamento. Frente al relativismo y a la actitud aislacionista de muchos socialistas del Viejo Continente, Blair ha reivindicado la universalidad de los principios sobre los que hemos construido nuestras democracias “Los nuestros no son valores de Occidente. Hay valores universales del espíritu humano y en cualquier lugar, en cualquier tiempo, la gente normal que ha tenido la oportunidad de elegir ha escogido lo mismo. Libertad, no tiranía. Democracia, no dictadura. El imperio de la ley, no el imperio de la policía secreta” Sólo la generalización de la democracia hará posible un mundo más seguro. No será la panacea, pero estaremos mucho más cerca de la “paz perpetua”.

Hay distintas formas de ser socialista en el umbral del siglo XXI. Zapatero ha optado por la mediocridad y la demagogia. Blair por los principios y el compromiso. Hay quien sólo ve las siguientes elecciones y está abocado a perderlas. Otros trabajan responsablemente para lograr un mundo mejor.

GEES: Grupo de Estudios Estratégicos.

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