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Encarna Jiménez

Noticias catastróficas

Los informativos del mes de agosto parecen sacados de El caso. Si quitas la gira triunfal del Real Madrid en extremo oriente, no hay noticia alegre. El apartado dedicado a los incendios forestales se lleva un cuarto de hora en todos los noticiarios. Fuego en Canadá y en Burgos, en Portugal y Tarragona. Los mapas con llamitas virtuales aparecen en los telediarios para que los telespectadores se hagan cargo, si no les ha tocado de cerca, de lo que es una desgracia ecológica.

En el apartado dedicado a las altas temperaturas, además de los casos de humanos muertos por el “golpe de calor”, de los que hay un par cada día, las escenas de animales son como para encoger el alma. Hemos visto a unos pobres terneros quedarse ciegos por las moscas. Las vacas, desganadas, no dan leche y están que se caen. Pero aún dan más pena los pobres cerditos, que casi ya conocemos por su nombre porque son siempre los mismos, que no alcanzan el peso para ser sacrificados. Un agricultor catalán les ha puesto aire acondicionado para ver si comen, pero aún así no acaban de responder.

Por si fuera poca desgracia la del fuego y los calores, tenemos el accidente de la mina de León y, para alegrarle el mes a Álvarez Cascos, el AVE no para de traer malas noticias. Las simas cercanas a la línea Madrid-Lérida han puesto a los geólogos de Aragón en pie. Consideran que el trazado tiene grandes riesgos. Encima, las obras del AVE a Vallado-lid han ocasionado el primer accidente grave en tierras segovianas que, afortunadamente, ha quedado en un gran susto.

Si a esto añadimos el rosario de homicidios domésticos y las muertes de inmigrantes, tenemos un panorama que no deja lugar a informaciones de otro tipo. Aunque las noticias y la ficción catastrófica sea una manera de tener al pueblo aliviado con peores cosas de las que le ocurren al común, este comienzo de agosto está batiendo todos los récord de malas noticias. Los partidos políticos tampoco tienen tregua, liados como andan entre Madrid y Marbella, el pringue y el ladrillo. Si la semana pasada nos encontramos con el hallazgo del traslado del debate político a “Salsa Rosa”, ahora ya no se distingue entre los telediarios y “Gente”.


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