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Federico Jiménez Losantos

Simancas, el nixoncito del PSOE

Rodando, rodando, Rafael Simancas va pasando de frustrado Presidente madrileño a notorio delincuente común. Insistiendo en el error, Simancas sigue proclamando como mérito o como derecho cívico la comisión de delitos de espionaje tipificados por el Código Penal. Profundizando en su ruina, insulta ahora a Esperanza Aguirre y se pone chulo con la presidenta del grupo parlamentario del PP, el mayoritario en la Asamblea, pese a las crecientes pruebas de que el PSOE de Madrid se ha metido en un auténtico jardín delictivo buscando esa supuesta trama inmobiliaria ligada al PP que inventó apenas diez minutos después del fracaso de la investidura de Simancas y que hasta la fecha no aparece por ninguna parte.

Lo que sí aparece ya con claridad es lo que Esperanza Aguirre ha denunciado en "La Vanguardia": que además de publicar ilegalmente datos de Tamayo, lo que no deja de ser delito por mucho que el fin perseguido fuera noble, el PSOE madrileño, con Simancas a la cabeza, espió ilegalmente a la plana mayor del PP que compitió con ellos en las elecciones. O sea, que Simancas no ha llegado a Presidente pero se ha pasado de Nixon, de nixoncito, habría que decir, dada la diferencia de tonelaje político entre el estadounidense y el madrileño. Si el Presidente americano ordenó el espionaje de la sede del partido demócrata, el aspirante a presidente de la Comunidad de Madrid ha participado también en el espionaje de la sede –en este caso de los teléfonos– del partido de la Oposición. Y no deja de ser chocante que algunos periodistas que han hecho del "Watergate" su modelo ético y profesional hayan actuado en todo este asunto a favor de Nixon. O sea, del nixoncito de Vallecas. Qué error; qué horror.

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