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Víctor Cheretski

Detenido el “enano” más peligroso de Rusia

La noticia de la reciente detención en Marbella del mafioso ruso, Andrey Pýlev, alias el “enano”, de 40 años, no ha tenido ninguna prensa en España. EFE dio una nota confusa mientras la mayoría de los medios cuya prioridad, al parecer, es la constante polémica sobre los órganos reproductores de Yola Berrocal, Pocholo y Dinio, no dijeron ni “mu” sobre el caso. Y es de lamentar porque, hoy en día, la sociedad española tiene un motivo para alegrarse. Uno de los asesinos más peligrosos del mundo, que durante seis años anduvo suelto por las calles de las ciudades españolas por fin está detrás de las rejas. Esta alegría la debemos a la estrecha y eficaz colaboración de las Fuerzas de Seguridad de España y de sus colegas rusos.

Se espera que el “enano” sea extraditado cuanto antes a Rusia donde tendrá que responder por el asesinato de 35 personas, liderazgo de una banda armada, extorsión de empresarios, robos y otros delitos menos importantes. Pýlev es uno de los principales líderes de la mafia “Oréjovskaya”, la más cruel y peligrosa de Moscú de los 90, vencedora de la guerra entre clanes que sacudió la capital rusa en aquel período. La mayoría de las víctimas de la banda son miembros de los grupos rivales, por ejemplo, el famoso asesino a sueldo, Alexánder Solónik, alias Alejandro Magno (protagonista de más de 20 asesinatos), eliminado, por su parte, por orden del “enano” en 1997.

Entre las víctimas de Pylev figuran numerosos empresarios que se negaban a pagar una especie de “impuesto revolucionario”, seis policías y un fiscal antimafia, Yuri Kerez. Este último rechazó un millón de dólares a cambio de cerrar la investigación sobre las actividades de Pylev y de sus hombres. Acabó con cuatro balas en la cabeza. Tras este crimen, la policía rusa concentró todos sus esfuerzos en la búsqueda y captura de la banda. El super-agente de la policía criminal de Moscú, a quien se conoce sólo por su nombre –Víctor Ivánovich– (el apellido nunca ha aparecido en la prensa), logró desarticular la banda en 1998. Pero sus tres capos, Andrey Pylev, Serguey Butorin y Marat Polianski, pudieron esconderse en España. Los dos últimos fueron detenidos en febrero de 2001 en un prostíbulo en la provincia de Barcelona. Les capturó Víctor Ivánovich en compañía de dos miembros de la Interpol española que en la prensa rusa aparecen bajo los nombres de Jorge y Jesús.

Butorin y Polianski se encuentran actualmente en una cárcel española cumpliendo una condena de 8 años por posesión de armas, delito que cometieron en suelo español. Tras cumplir esta pena serán extraditados a Rusia, donde les espera un castigo mucho más duro. El caso de Pylev ha sido más complicado. Primero, antes de abandonar Rusia cambió de nombre tras fingir su muerte y hasta construirse un monumento en uno de los cementerios de la capital rusa. En mayo de 2001 fue detenido en España a petición de Moscú, pero los jueces españoles tuvieron que soltarle porque los datos recibidos desde Rusia no eran suficientes para la extradición. Ahora, al parecer, lo son y el criminal emprenderá pronto el camino a su patria.


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